Tornan las ansias de claro a oscuro.
Haciéndote dejar de lado cursilerías,
el peso de la vida te tumba maduro,
arrastrando consigo penas y alegrías
Después de la decepción, se impetra el dolor,
las entrañas ahuecadas te carcomen,
quedando siempre profunda cicatriz y rencor
y dejando volar los gorrones del abdomen.
Se espesa la sangre y remarca pasión,
omitiendo irrefutable su paso al corazón,
mientras la perversa y resentida alma
simula estar dopada y en completa calma,
poco a poco y con la misma agria sazón,
va enfriándose cruelmente la razón.
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