Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

jueves, 18 de abril de 2013

NOCHE DE BRUJAS

Aquel encuentro casual entre dos filósofos perennes, provocó el  éxodo a un mundo paralelo, sintonizado con música adecuada a la ocasión. Un evento que llevó a dos almas colegiadas a penetrar entre borrascas, cañadas y profundas grutas que albergan delirios de ánimas en pena.
Ardua travesía sincronizada con el ocaso, que acarrea las penumbras en la oscuridad de una noche tormentosa, cuyos nubarrones cargados de furia muestran la apocalíptica lucha entre el bien y el mal, pertinentemente reflejada con las incoherencias entre lo terrenal y divino, representadas por una espesa bruma creciente en el pavimento.
Tenebrosas sombras, interrumpidas esporádicamente por refusilos celestiales, que alumbran los riscos delineantes de profundos abismos, mostrando con pánico exacerbado la cantidad de gélido granizo que se acumula en cornisas y cumbres, mientras ambos colegas especulan respecto a la veracidad de sus últimos días, así como la encapuchada venida de la magra muerte para el total de su especie. Evento predicho muchas veces, pero suspendido recurrentemente por alguna anónima intervención de aquellas almas benévolas, que purgan a la espera de gentilezas sobrenaturales.
El crujir de la carrocería con destino incierto, rompe aquel tétrico silencio, divinamente diseñado para escuchar la voz de quienes dejaron de acompañarnos, que con los melodiosos compases de una espesa tormenta, nos hacen saber perfectamente la insignificancia de nuestra existencia. Sin embargo la dialéctica se ve aún más candente e inspirada, cual si viéramos gatos negros ronroneando al costado de los calderos de pociones pestilentes.
De pronto se siente el profundo vacio de un barranco inesperado. La furia con la que golpea los rostros aquel hálito de fuerza gravitacional en contra, hace saber que el final está pronto. Desestimando cualquier duda, la percepción que se tiene con acelerada cercanía de un aluvión en crecida, que a cada milésima de segundo se avizora más cercano.
Queda sólo un vertical escarpe carcomido por la avalancha generada con el peso de dos cuerpos que ahora se encuentran vacios de alma, esperando su deshidratación para tornar en cenizas que darán a luz a un nuevo par de Fénix.

04/01/2013

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