Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

miércoles, 17 de abril de 2013

OPERACIÓN RELÁMPAGO

El 17 de diciembre de 1996, un comando armado del MRTA (Movimiento Revolucionario Tupak Amaru) asaltó la embajada del Japón en Perú aprovechando el festejo nipón.
Después de cinco meses de fraudulentas negociaciones vulneradas por el gobierno peruano, el ejército, inducido por la presión imperialista, recuperó cruel y violentamente dicha residencia.
Fue el 22 de abril de 1997, a las tres y cuarto de la tarde (hora peruana) cuando llevaron a cabo la “Operación Relámpago” que consistió en penetrar a la embajada abriendo boquetes en el techo con la intención de liberar a los 72 rehenes.
Como típica institución opresora, la fuerza satinadora ingresó dispuesta a matar. Terminada la liberación de 71 rehenes vivos (puesto que uno falleció en el intento) y con la baja mortal de dos militares, éstos tiranos realizaron una ejecución sumaria de los 14 neutralizados “terroristas”. Dispararon sin discreción, a quemarropa y por la espalda al subcomandante emeretista (Nestor Cerpa Cartolini) creyéndose pelotón de fusilamiento. Aproximadamente a las 4 PM (Perú) llegó al lugar de los hechos el dictador Alberto Fujimori, airoso por el derramamiento innecesario de sangre y dispuesto a dirigir la transferencia médica de los rehenes y militares heridos.
No queremos justificar los métodos de acción directa tomados por los terroristas privando de libertad a otros seres humanos, pero censuramos y reprochamos con rencor la inhumana actitud del gobierno que, sin agotar las salidas pacíficas alternativas se dispuso a acribillar a hombres y mujeres cual si fueran vacas en el matadero.
A 5 años de dichos acontecimientos es prudente analizar el alcance y repercusión de los hechos.
Por parte del MRTA, no lograron más que su desarticulación y descrédito por actuar radical e insensatamente. Por otro lado, el gobierno peruano mostró una vez más sus fauces autoritarias. Fujimori quedó marcado por la historia como un sanguinario salvador de la “democracia” peruana y Cerpa Cartolini se hizo mártir de la causa cuyo nombre quedará registrado heroicamente.
En síntesis, el gobierno se esfuerza por ser desacreditado e incrementa los motivos para sublevarse y fundar el terror ya sea por justa causa o simplemente por vengar la innecesaria muerte de un mártir.

12/04/2002

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