Lo único que llego a recordar de ese pasado,
son aquellos ojos negros con amor profundo.
Abismos del alma entregada,
que ahora arden en las llamas del infierno,
atizadas con rencor indómito e injustificado.
Allí donde antes hubo mariposas,
no quedan más capullos ni flores donde posarlas.
Sólo restan míseros gusanos sin futuro
y un gélido tulipán marchito.
Aquel negro tulipán que dejaste,
con pétalos azabaches y fragancia lúgubre,
debe cesar de germinar en mi reducto.
No pienso alimentarlo,
mas intento experimentar su muerte
tan fugaz como lo nuestro.
Sin embargo, el tallo sigue creciendo,
nutrido por el humus de sus propias hojas.
Me asfixia, me carcome y sigue brotando,
cargado de un odio que nunca existió.
Poco a poco, va formando un tiesto
en el cual la voz de la soledad hace eco.
Me ensordece, me extingue.
Retumba en mis entrañas
ansiando prosperar entre tinieblas.
14/01/2013
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tus comentarios me retroalimentan