Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

viernes, 31 de mayo de 2013

EL RETORNO DE LOS PACHAS

En estas latitudes, la llegada de junio no sólo acarrea un sol pálido y distante, sino una serie de acontecimientos paranormales que asainetean el invierno decorado por ritos ancestrales. Por lo mismo, las denominadas “chifleras” (brujas) preparan lo más exótico de su arsenal, para así alimentar a las deidades de antaño, empezando obviamente por los ritos característicos de cada solsticio. Debiéndose incluir, sin que sobre el decirlo y por la imperante relación entre astros y ancestros, que es en esta misma época cuando se dilata el hiato del inframundo, paralela y armoniosamente con el despeje de los cielos, que mientras permite apreciar la magnificencia del universo, también tiende hilos imperceptibles que alían a ambas dimensiones.

En estas circunstancias, no sólo la crudeza del frio acompañado por gélidos vientos polares, no sólo la carencia del abrigo natural de las nubes ahora adolescentes, no sólo la ceguera del enfermo sol, sino el mismo espectro del mal circundante y el chiflón de abiertas puertas a otros mundos, que suma a la sensación de impotencia generada por la conciencia de una inmensidad tan suprema, obligan a la sensatez a buscar cobijo y ampararse de la soledad. Por tanto, tórnese primordial rodearse de seres queridos y mantener permanente vigilia, evitando tentar a la oscura parca y su guadaña.

Es así como, en una lóbrega y cerrada noche de aquellas, en la cual la virginal luna se negó a presentarse (escapando así a cualquier agravio a su honra y manteniendo la prudencia merecida por los acechantes); caló el frío de sobremanera, demostrándole su poder a la humanidad entera y carcomiendo los huesos de bizarros transeúntes, endureciendo la musculatura con tal rigor que se hacía proeza incontable el trajinar a la intemperie, secando no sólo las lagrimas de los ojos, sino cada milímetro de la dermis, entretanto se agudizaba la respiración y aceleraba sin motivo aparente el corazón colmado de adrenalina.

Esa misma noche, revestidos con todo el abrigo a nuestro alcance, decidimos a toda prisa dar por ocupada una desolada casa, cuyos pesados portones de hierro forjado rechinaron agudamente al momento de hacer evidente la pericia requerida para su apertura.

Una vez internados, nos dimos modo para instalar y poner en funcionamiento el sistema eléctrico y encender apremiantemente la hoguera. Ya asentados, con las ansias más relajadas y la trémula carne ya holgada, ingerimos alimento y nos dispusimos a alegrar la velada relatando macabros cuentos de antaño, tanto del tipo autóctono como el “Anchancho”, como de los tradicionales foráneos coronados por el gran “Nosferatu”.

Obedeciendo mi naturaleza agnóstica y rebelde, decidí cambiar la dinámica masoquista por un relato aún más macabro. No con la intención de llevar el liderazgo del terror, sino precisamente para ladear la ridiculez de la abstracta mitología. Es así como, poco a poco, me adentré a narrar una historia donde los vivos hacían de protagonistas, demostrando que son más temibles que cualquier muerto y que el demonio mismo.

Pude de esta manera salir airoso, sintetizando, con algún suspenso necesario, uno de mis cuentos favoritos de Allan Poe que detalla el grado de perversidad al que consigue llegar el ser humano, lo cual me hizo meritorio a un segundo turno consecutivo, del cual me excusé mientras dirigía mis pasos a una alacena para cosechar la leña que estaba requiriéndonos nuestra chimenea.

Al retornar, descubrí que los pasmados oyentes decidieron esperar pacientemente mi regreso para cumplir a la tertulia. ¡Qué mejor oportunidad para fijar su absoluta atención! Imbuido por mi mayor mala fe, decidí atizar las brazas y retirar escombros con la ayuda del badil, alimentando inmediatamente el fuego con la nueva leña, sin perder las miradas fijas en mi y el ahínco de mis espectadores. Extraje del profundo inconsciente un detallado relato que se prolongaba en la misma medida que la lumbre exigía mi personal esfuerzo. Con el irónico placer del sufrimiento ajeno, pausaba la trama para encender una pipa, cada vez que debía presentarse el homicida o las pistas lo acercaban peligrosamente a su perseguidor. De la misma manera que me daba tiempos de telón bajo, para recargar la cachimba cuando acababa de mencionar lo espeluznantes que eran las alimañas que acompañaban al cuento.  

Terminada mi historia, sin ninguna intención ni la remota necesidad de reventar el pecho de los ya aterrorizados oyentes, se cortó la corriente eléctrica acompañada de refusilos y una retumbante explosión. Aparentemente un predecible corto circuito en las precarias instalaciones eléctricas cuyos cables fueron resecados por el tiempo.

Aún hoy me repican los chillidos de las damas presentes, así como vuelve el recuerdo del apretón que me imprimió en el brazo alguno de sus galanes. De cualquier manera, lo que se hace inolvidable y eternamente me espeluznará hasta el tuétano, es la suma de circunstancias que rodearon a tétrica velada, para demostrarnos que este mundo tiene portales abiertos donde se rompe la soledad, sin espera ni invitación.

Imitando el proceder del corte de luz, nuestra razón intentó explicar científicamente cada uno de los subsiguientes sucesos, pero a la postre se verá lo infructuosa que fue nuestra rebuscada embestida.

Para una mejor comprensión, para que el seguimiento a los sucesos sea empático, invito a recordar aquellos momentos que (seguramente todos hemos atravesado en alguna circunstancia), asolados por la lúgubre oscuridad sentimos que algo marca nuestros pasos, damos vuelta y percibimos sombras sin ser vistas, seguimos adelante y el eco ajeno nos perturba aún, volvemos a dar vuelta y la oscuridad es más negra que las mismas sombras. Aceleramos el paso y nuestro acecho mantiene su propio ritmo, desviamos la ruta y aún cargamos aquel temor, volvemos a dar vuelta y vuelve a nuestras espaldas. Pues eso mismo señores y señoras, no es simple paranoia, así como tampoco es algo que podamos cerciorar como tangible.

Volviendo al relato, debo incluir que la oscuridad subyacente atrajo la misma sensación de lobreguez vigilante a todos los presentes, percatándonos que estábamos en compañía de lo indescifrable. Para colmo del soponcio, vino una fuerte ráfaga de procedencia desconocida que apagó la magra fogata, dejando nuestra penumbra simplemente acompañada por un corto titilar de coloradas brazas.

El efecto inmediato lo dimos por obvio, pues enfriada la candela y con el gélido azote del clima imperante en el exterior, la contracción del machimbre hizo eco en los pasos del impetrante vigía aún desconocido e impalpable. Mas el soplido que quebró la fortaleza de nuestro fogón permaneció en la incógnita, quedando por descarte sólo el tibio aliento de Dante o un hálito emisario de Belcebú.

Sobre la marcha y con la agilidad felina, saltó mi vecino de la diestra hacia la chimenea, para así retomar la lumbre cuanto antes. Luego de varios intentos su esfuerzo floreció con agradables llamas que retornaron a nuestro cuerpo las heladas almas atajadas en su huída. Hecho sustancial que nos inspiró manufacturar improvisadas antorchas de yesca, papel y maderos, para así guiar nuestros pasos a las alacenas provistas de velas, faroles y otros elementos útiles en tal circunstancia.

Durante el trajín para aprovisionarnos ante otro posible espanto, mientras mantenía ocupadas mis manos con los frágiles faroles de vidrio que protegerían el esplendor de las velas ya dispuestas, tuve que darme modos para estirar el brazo, con cuerpo incluido, hasta el fondo de la gaveta, donde me pareció ver una linterna y algunas baterías acomodadas en su entorno. Entretanto, aguantando la desagradable sensación de melcocha deshilachada, atravesando sin límites una tras otra las ligeras capas de telarañas acumuladas por los años, sentí rosarme con veloz movimiento una bola de pelos que erizó por completo los tejidos nerviosos de mi descobija mano. Estremecimiento que siguió por el antebrazo danzando con la que visitaría mi codo simultáneamente. Tratábase de una horrenda y parda rata que hizo nido en la seguridad de la alacena, cuyas rosadas y desnudas crías se alimentaban de los granos de la repisa superior.

Abandonada la campaña por el asco y espeluznante sensación que carcomió lo más profundo de mi ser, retorné hacia donde se encontraba el grupo expedicionario reunido, para así encaminarnos a la sala del fogón, cerca del resto de nuestros tertuliantes compañeros. En la ruta escuchábamos con extravagante claridad el crujir de los maderos en las habitaciones contiguas, hasta que la corriente de aire permanente del zaguán apagó nuestras lumbres y retornó a nosotros la sensación de compañía mal deseada.

Ya calmos con el resto en nuestro entorno, planificamos la huída que implicaría atravesar el helado altiplano y sus gélidos vientos borrascosos, proyección suspendida por el comentario de algún distraído que se percató del clisar de los vidrios.

Pudo ser por efecto del cambio atmosférico provocado por la estufa, ora sería síntoma del asentamiento o posible derrumbe de la vieja casa. Fuese lo que fuese, a esas alturas y con el pánico apoderado de nuestra razón, ninguno estaba dispuesto a averiguarlo, por lo que acabamos saliendo despavoridos y cargados de incógnitas, tantas que sólo las ánimas libertinas de agosto podrían responder.

En fin, todos salimos ilesos aquella vez, sin embargo no podremos jamás explicar lo que motivó al cosmos a hacerse presente de ese modo, mientras el trastorno nos trascenderá en ésta y muchas más vidas venideras… si las hay.

31/5/13

miércoles, 29 de mayo de 2013

ROSCA

Nacida de la más vil mezquindad humana,
parida por la prebenda y extorsión,
guiada entre oscuros vericuetos
que se ensanchan con la verecundia,
afila sus hediondas garras enmohecidas
para hacer presa a la ética y cordura.

Masón bandujo de súbditos,
que a pesar de su origen pelitrique
y avara dependencia al victo,
no deja de pretenderse del boato.

Obliga a esparrancarse al postulante,
para no ser engullido en su desidia,
mientras la cola sigue devorando a la cabeza,
formando ochos horizontales
de contubernios embarbascados.

Contagiosa como la ictiosis,
se rodea de parasitarios galafates,
que cual vorágine de demódex,
succiona hasta el último recurso
en mezquino provecho egotista.

No hay gallardo que fructuosamente
se preste a enfrentarle en descampado,
pues su ponzoña salpica podredumbre
difamando hasta a la magnanimidad,
logrando sus ciénagas enfangar
hasta a los alfanas del Olimpo
y tendiendo con ahílo al mismo Hércules.

Empingorotada emisaria de la corrupción,
con impudente y sagaz actitud letífera,
acarrea tras de sí la ruina y desamparo
de quien valientemente procure proejar,
mas su difidencia la merma siempre,
reiniciando así su cenagoso ciclo sin fin.

29/05/2013

miércoles, 22 de mayo de 2013

GAMA

Se me ocurre hoy escribir algo en homenaje en vida,
toda vez que no tiene sentido un homenaje póstumo
a quien lo ignoraría eternamente y adolecería su gozo.

Homenaje a quien debe considerarse admirablemente polifacético,
pues goza de una gran gama de virtudes renacentistas:
perenne gustoso de la arquitectura, música y demás artes,
supo enseñar el amor a la dulce vida,
adiestrando técnicas medievales
como la esgrima, lancería y fundamentalmente la caballería,
impulsando épicas aventuras hípicas
y avivando gloriosos sueños de exploración
cual viajes al lejano oriente.

Guerrero de los aires, se materializa con su arte,
siendo aquel clamor creativo fuente infinita de praxis,
que él como lúdico autodidacta
complementa con sus ciencias formales.

Soñó de chico con fortalezas,
castillos y guerreros buques,
ora en la madurez hubo construido,
ladrillo a ladrillo, argamasa entre medio,
aquellas idílicas remembranzas de imberbe,
transmitiendo ese amor a sus descendientes.

Haciendo tangible su herencia, supo cobijarlos
bien en palacio, bien en fortaleza,
ya sea quinta o imponente castillo:
obviamente construido con inspiración medieval,
con las cuatro torretas de vigilancia (solarios)
y el techo culminado en parapetos
para resguardo de la escolta (o en su caso drenaje pluvial).
De la misma manera que conmemoró a los antepasados,
en otras tierras no tan distantes,
estampando en fachada las tres carabelas de conquista.

Guarnecido en puertas de la ancianidad,
su mente activa aún mantiene,
explorando nuevas vocaciones,
así como antaño exploró con recua inhóspitas tierras.
Hoy palpamos cómo durante el alba
nos agasajó con su magnificente obra,
tal como enriqueciendo con literatura y prosa
recibe al inevitable poniente,
describiendo a su vez con colorida pintura
a ambos escenarios vitalicios,
que unen tiempo y espacio
para así conformar el infinito cosmos.

22/05/2013

lunes, 20 de mayo de 2013

LAGUA DE LETRAS

Hace un par de días, sin previo aviso, sentí un profundo mareo que me retocaba desde las entrañas hasta el equilibrio, a lo que un amigo presuntuoso de conocer sobre medicina, sugirió una probable laceración en mi Alma Mater, causada por algo así como un traumatismo en-ce-fa-lo-craneal. Pero definitivamente, por más que me lo recalque mi Mater, estoy seguro que no tengo ese tipo de Alma y ese-falo-craneal sólo lo puede concebir Freud.

Lo que pasó, para ser claros, es que la abuela de nuestros deberes literarios, una inglesa llamada Grand Matica, se encuentra absolutamente ausente en los abrumadores textos de verborrea que leo obligadamente a diario. Memoriales tan escasos de estructura, que hasta el gastroenterólogo me dijo: “el stress que le provocan puede irritarle el…” el… bueno, el prefijo de ortografía.

Quiero que se entienda claramente que esta no es una queja, pues incluso siento cierta empatía por quienes, adrede o accidentalmente, violan las reglas de escritura, es más, a todos se nos escapa alguna vez el sacrilegio. A mí en lo personal se me escapaba muy frecuentemente en los tiempos de bachillerato y alguna enfangada universitaria. Pero al final de cuentas, los límites se hacen para superarlos. Sino pregúntese a los del Apolo. O más fácil aún, a los legisladores que saben perfectamente hasta donde deben ultrajar sus leyes para salvar papelones de los órganos-ejecutivos (y no hablo de Freud).

En fin, no todo es rebeldía infundada: hay leyes que se deben cumplir, no sólo las de la física, sino algunas de tracto social evidentes, como el uso de los pasos peatonales o el respeto a los Derechos consagrados; o la trillada ley ortográfica de ponerle “j” a la caja de la cómoda. Pero hay otras, que suman gran mayoría, que por su absoluta ridiculez deben ser francamente violadas.

No vayan a inculparme de sedicioso, al menos no en éste caso, cuyo máximo delito es justificar el desacato a algunas normas ortográficas insustanciales. Por ejemplo, si la hache es muda, ¿en qué afecta que nos acompañe durante las frías jornadas de “h”invierno? Más aún, ¿importa que la tengamos tan presente “h”ayer como la tenemos presente hoy? Lo mismo sucede con nuestra heredada xenofobia latina en contra de la i-griega. Bien lo escribió Anna Mahe: “Desbaratemos la pedagojía oficial echa para fabricar esclabos. Construyamos una pedagojía que conbenga a los serebros de los ombres.”

Evidentemente se respetan aquellas palabras homónimas, que escapan de los caprichos del homo sapiens para justificarse en su necesidad de diversidad (ay, ahí, hay, etc). Entre esas mismas palabras que se escriben distinto para sonar parecido, están concejo con “c” y consejo con “S” (o sea sin-cejo): con “s” es la que trae la recomendación de ese mismo, o de aquel otro; con “c” es la que lleva la recomendación del legislativo al ejecutivo municipal. Habrá de saberse cuál es el mal aconsejado.

Bueno, volviendo a lo del mareo, es natural que como animal de costumbres que somos, perdamos babor y estribor cuando quieran romper nuestra rutina, así como es natural que nuestra vista se agote de tanto intentar descifrar la voluntad del emisor enredado. Más aún, si se pretende definir cuáles de sus intenciones son esdrújulas y cuales superesdrújulas, pierde la brújula hasta la mente más aguda. Pero estoy más que seguro que ni por ello, ni por mi sacrílega “h”ortografía, irá a arder en el infierno mi Alma Mater.

18/05/2013

viernes, 17 de mayo de 2013

HEAVY

Empieza con sombrío tono,
acelerando el ritmo paulatinamente,
hasta llegar al desenfreno incondicional.
Abruptamente se rodea de silencio,
como preludio ineludible del nuevo retumbar
de los profundos ecos de la catarsis.
Finalmente, cuando todos quedan despeinados,
extasiados y con cuellos descoyunturados,
se afirma con absoluta certeza
que mereció el exuberante “pogo”.

17/05/2013

jueves, 16 de mayo de 2013

ACRATA AMAZONA

Noche absolutamente intranquila, cargada de temores, pesadillas y horrores antes vistos en esta vida. Despierta con agobiante calor e inmediatamente tirita de frio su empapado y sudoroso cuerpo, que entre los conscriptores lazos de las sábanas que abrazan sin tregua, pierde noción de tiempo y espacio para recaer nuevamente en la febril pesadilla ofrecida demagógicamente y contra todo clamor popular.

Acá comienza toda la historia, acá se inician las tribulaciones, acá, en esta retrospectiva que acarrea desvelos e inyecta abruptamente al futuro cercano. Una y otra vez se repite la historia, cual ciclo predicho por el más oscuro de los brujos y quiromantes. Las ánimas agobiadas se aferran al bramido carnal, creyéndose dignos de piedad y susurrando hechizos en salvaguarda de la humanidad en vela. El tétrico arrepentimiento de engrosar la masa de omisiones carcome el alma y acelera el palpitar, invitando a hurtar fuerzas de lo utópico, desenvainar las gélidas y carcomidas armas, punzar espuelas en la cabalgadura y embestir a la tiranía: ¡tarea cada vez más imperativa!

Con párpados semicerrados, pesadas pestañas que los coronan y enrojecidos de sangre resaltan los cansados ojos que les dan la esférica forma. Abrumadoras ojeras y pálido rostro marcan los canales de cansado semblante. Son los resabios de un alba mal habida, que con un frio lavado y fuerte café, engañarán al cuerpo para que asuma responsablemente el compromiso hecho horas antes ante sus demonios.

Camino al establo se termina de despabilar aquella soñolienta, cronometrando minuciosamente cada paso a dar en el ejercicio de su estrategia. Apea en la realidad y solemnemente saluda a sus amados corceles, para escoger a su torda favorita al finalizar columna de recua.

Con yegua ensillada, toma impulso para superar el peso de armaduras y alhajas, y emprende firme cabalgadura, desechando antes las reatas y el bocado, pues en esta lid toca consecuencia, y si de consecuencia se trata, es notable ver que su arreo prescindirá de frenos y controles, mas la técnica y el dócil contacto le permitirán guiar la embestida mediante liderazgo y pericia.

Hábil negociadora, de la razón sabrá siempre valerse.

Empuñado con la izquierda el sable libertario, galopa a la par de brisa tormentosa, con furibunda decisión, sin pausa y mucha prisa viene la colosa, dejando sin cabeza a jerarquías inicuas, apoyando suavemente la palma de la diestra, en cariñosa actitud, sobre el grueso cuello y tupida crin de su cana compañera, la cual supura espuma cargada de adrenalina.

Uno tras otro, caen ensangrentados los canallas y se derrumban de insignificancia sus canalladas: cerrajera habilosa, cercena barrotes y reparte arados, funde tesoros y recupera valores, deglutiendo progreso nos rescata de ficciones, y a lo que con el puño los reyes trazaron fronteras, con su codo y sapiencia borrará de los mapas. Poco a poco la humanidad se le unirá entera, pues convence al filántropo y al que tiene flojera, educa al burro y despierta al sonámbulo borrego, fortalece al débil y blinda al honrado.

Aprendiz elocuente de magnánimos filósofos áticos, consciente los poderes de la participación directa en cada batalla. Pues de eso consta la verdadera democracia: aquella parida, modificada, asesinada y nuevamente concebida por el propio pueblo, desentendiéndose siempre de aquellos oportunistas que a modo de estelionato la usurparán denominándose sus representantes. Esa es la forma en que engrosa su ejército, reduciendo al enemigo en su mínima expresión y empoderando al otrora cautivo para que luche a su lado.

Aquí viene ella, nuestra salvadora, la valerosa rebelde, la implacable redentora, aquella que degollará al vil con liderazgo sutil, razonando y amansando, pero fundamentalmente ejemplificando con sus actos, los clarísimos axiomas de moral solidaria, paz igualitaria y justicia libertaria. Sólo ella nos despojará de esta pesadilla, sólo ella desenmascarará la actual mentira. Ella es Anarquía y sólo ella domina al caos y libra de la tiranía.

16/05/2013

miércoles, 15 de mayo de 2013

ODA LIBERTARIA

De cuna dulce y humilde naciste,
en tempestuoso escenario creciste
y por tu integridad el nombre persiste
que en forjar libertaria moral insiste.

Muchos te conocen, pero también te olvidan,
muchos te rechazan sin ver que te siguen,
muchos creen en ti y ni cuenta se dan,
mas tú sigues propugnando que solidaricen.

Encantadora infancia, llena de amor,
amor al prójimo y amor a tu clamor,
clamor épico por justicia y libertad,
clamor eterno por digna igualdad.

Tomaste Granada, granada en mano,
a Argentina cautivaste de su rutina,
hiciste pasional a la Gran Internacional
y en Bolivia tu victorioso renacer alivia.

Sensual mocedad, siempre atractiva,
con conciencia creciente cada día,
seduce a jóvenes a lucha activa:
siempre coherente y ética rebeldía.

Musa de expectativas filantrópicas,
las fauces voraces del enemigo
desechan tus intensiones utópicas,
enterrándote entre crimen y castigo.

Maduros y resecos te lapidaron,
tergiversando líos te imputaron
e ignominiosamente abandonaron
las esperanzas que de ti loaron.

Siempre erecta ante la cruel adversidad,
no dejas de propugnar la diversidad,
conquistando mentes de universalidad
o gestando conciencias con curiosidad.

De tus turgentes pechos bebimos
libertad, amor, justicia y solidaridad.
Pero los masivos medios leoninos
nos embaucaron con oscura sobriedad



Aquel alpiste que nos dan en democracia,
no alejará jamás la pasión por acracia
recuperada castigando a la oligarquía,
ora propugnando la febril anarquía.

Viva hoy y siempre tu recuerdo
de un dignificante acuerdo
por recuperar al ser cuerdo
que se distingue del capital cerdo.

Por ti bramamos ¡tierra y libertad!
Por ti gestaremos sana equidad.
Por ti juraremos perenne lealtad.
Por ti: la anarquía y su potestad.

SAMU; 15/05/2013

jueves, 9 de mayo de 2013

ANARQUÍA

Majestuosa deidad, seductora y fértil,
lanzada al lado oscuro de la historia
por improperios contra lo establecido
y perenne apología al dulce caos.
Compañera fiel de las ciencias
y artes, de la justicia y la razón
propugnadas desde antes de antaño
por tu rebelde gemela Lilith,
quitarás por fin la percudida venda
que enceguece a la torpe Temis.
Libera ya tu fogosa apocalipsis
dirigida por valientes corsarios
que paritarios a sus équidos
acarrean lucha y libertad
para que el rapaz hombre
pueda por fin a borbotones beber
de la fértil fuente de solidaridad,
regando por los llanos paz y amor,
sepultando al fin la sangre de tiranos.

8/05/2013

miércoles, 8 de mayo de 2013

AL FONDO DE LA OLLA DE GRILLOS

La solidaridad es intrínseca en el ser humano, eso es lo que nos empujó a vivir en sociedad, para protegernos de los peligros de la naturaleza. Luego acrecentamos nuestros núcleos para protegernos de otros grupos humanos. Ahora debemos asociarnos para protegernos de nosotros mismos. Ese libido engañoso direcciona la homogeneización de las cosas, nublándonos la capacidad de ver que todos tenemos inserto algo más allá de lo evidente, embrión innato de la aptitud hermafrodita del carácter humano.

Esa mediocridad cercenadora nos hace estigmatizar al prójimo, quedando las cebras siempre vistas como aquellos animales rayados, simplemente por ser los únicos coherentes entre su ético actuar y su ético propugnar, cuando a éste mundo de burros le basta con sobrevivir y sobrepasar, disfrazándonos de borregos que sólo saben balar y seguir tontamente al líder impuesto, sin reconocer su rabo de zorro por debajo del manto de lana.

Invariablemente a través de las experiencias, la madurez y el tiempo, la percepción que se tiene de muchos aspectos de la vida va mutando, en la misma medida y proporción que reconocemos otras existencias además de la propia y aquella que llevamos unida por el cordón umbilical. Nos aferramos a cariños foráneos esquematizándolos dentro del umbral de la inocencia, hasta descubrir que ellos mismos tienen el germen de la codicia alimentándolos por sus ombligos.

Es en esta sociedad de dispares enlatados y abrelatas proscritos, que convivimos cual alimañas en una olla de grillos, a la cual convergen todo tipo de especímenes, desde las serpientes que se arrastran como pedigüeños, haciendo cruel uso de su viperina lengua, repartiendo ponzoña por réditos extra y mordiendo la mano de quien le ayuda, hasta elefantes que, creyéndose sumamente importantes y ostentosos, no hacen más que guardar rencores en su limitada memoria selectiva y resaltar simples nimiedades; pasando por otros parásitos semejantes a hienas y urracas, las cuales pierden el tiempo riendo y comentando intrigas ajenas (carnada favorita para alimentar su podredumbre), mientras los leones mantienen en sus cabezas de ratón coronas forjadas en latón, para jactarse mucho por la fidelidad del material y avergonzarse poco por la alta deslealtad con sus congéneres.

Es en esta sociedad actual que se ha violado ya lo más sagrado de la vida en colectividad: la solidaridad. Y es porque la crisis ética del inseguro sistema capitalista genera riesgos en la ayuda mutua, pisotea el génesis de la convivencia; acá los cuervos quitan ojos a diestra y siniestra, para coronar al tuerto, cebarlo, sobarlo, atragantarlo, loar su gula de rey y hacerle escarnio cuando ya no les sirva más que para carroña.

Evidentemente la pérdida de la solidaridad no es el mayor problema del capitalismo, tampoco es un problema exclusivo de ese sistema, pero de hecho que la búsqueda de recursos encarnada en la premisa de "saca ventaja o perece", "explota o serás explotado", hacen que la vida en sociedad sea cada vez más insegura. Esta inseguridad es la que genera desconfianza al momento de prestar ayuda mutua, pues no se sabe si el hacer el bien al prójimo o si dar a cada quien lo que necesita según las posibilidades de cada uno, resulta arma de doble filo en la que los "ingenuos" acaban mal parados y los generosos estafados. ¡Eso si es estrictamente atribuible al capitalismo!

Entretanto, los avatares de la burocracia adormecen el alma, mientras la política emerge de la hipocresía, sumergiendo cadáveres corroídos de envidia y mezquindad. Perversión colmada de alacranes en la olla de grillos, especialistas en atacar por sorpresa, ocultos entre el follaje más tupido de la masa, ora camuflados con la espesa oscuridad. Alimañas mañudas que se fijan quien cumple con simple presencia, importándoles poco la calidad del cumplimiento, esperan el momento para certero ataque, sin reconocer lo corrompida que anda su cola y los antecedentes de intriga que arrastra.

Es hora de tomar el abrelatas y soltar a las sardinas, hora de liberar nuestras mentes y abandonar nuestros temores. Es hora de sacarnos las vendas con las que el poder mantiene el control de nuestras vidas y guiar el camino de la sociedad para que la convivencia resulte armónica... aunque suene utópico es una misión ética a seguir, a través de los caminos que cada uno vea convenientes. Es hora de desplegar nuestras alas, correr con la libertad de un mustang y volar con la ligereza de un coliflor, pues conformarnos con lo que nos alquila este sistema, sólo anquilosa las aptitudes verdaderamente humanas, solo nos ratifica como los gusanos que se comerán nuestra carne cuando de las cenizas debiera surgir el fénix.

8/5/13

lunes, 6 de mayo de 2013

PENUMBRAS

Paulatinamente la oscuridad se hace más densa, mientras la luna lucha ansiosa pero infructuosamente por desenredarse de las grises nubes que se espesan estrepitosamente. Refusilos en el cielo amenazan la proximidad de tempestades, al mismo tiempo que visibilizan a aquellos búhos que nos clavan sus miradas depredadoras por sobre el cuello.
Abriéndose paso entre espectrales cañadas, farallones y quebrachos, los ecos del campo, al principio inocentes cantatas de grillos y ranas, juegan rítmicamente con el acelerar del corazón, en la misma medida y proporción que se perciben los movimientos rastreros de culebras y alimañas.
La engañosa mente se colma de paranoia, descifrando al viento cual pasos al acecho. El tibio respirar del homicida que exhala en la nuca, resulta ser una simple brisa combinada con el pulso acelerado y el sudor fresco.

03/05/2013