Desearía viajar a un "más allá", más allá de mis narices, más allá de los países; donde no existan fronteras, ni diferencias, ni se conozcan reglas innecesarias. Un lugar donde se encuentre la verdadera paz, una anarquía con la madurez necesaria, sin rebeldías adolescentes, donde la única regla de vida, la cual es primordial para sobrevivir, sea: "no hagas al prójimo lo que no te gustaría que te hagan". Esta ley sería cumplida por mutuo propio, sin recargo alguno y sin necesidad de opresiones ni represalias.
Sin embargo, existe un gran problema... debo recorrer más de una vida para llegar a éste destino tan utópico, a ésta perfección.
08/12/1998
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