Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

jueves, 18 de abril de 2013

CONTRACTUALISMO

El ser humano, por sí mismo y como individuo aislado, es pacífico y racional, mas cuando se ve amparado en un grupo social, explota el impulso de su entorno y libera el poder que le vierte la clandestinidad, haciéndose beligerante e irrespetuoso. Más aún, cuando ve sus intereses amenazados, momento en el que pierde toda concepción de tolerancia.

Este individuo, camuflado por el conjunto con el que conforma “su” sociedad, instiga al resto e impone su Estado (hace creer, demagógicamente, que se trata de una causa común). Es por esto que todas las guerras han sido siempre libradas por Estados, los cuales velan por los mezquinos intereses de un gobierno supuestamente legítimo.

Recalco el término de “suposición” porque es evidente que la legitimidad, amparada en un contrato viciado por la obligatoriedad de sufragio, es simplemente circunstancial, toda vez que cuando éste individuo, apocado por su entorno, sin desprenderse de sus bajos instintos egoístas, ve en su líder al títere que le saciará ese vil deseo coyuntural.

¡A este grado de ingenuidad es al que caemos, cuando sometemos nuestra libertad individual al contractualismo!

05/12/2009

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