¡Tú cruel capitalista! Tan pedante y ostentos@ con tus riquezas. Te creíste muy segur@ entrenando a tus mercenari@s denominad@s policía; viste tu dinero seguro en las arcas de un prestigioso banco; y en lugar de claustrofobia, sentiste gran protección estando rodead@ por fortines y murallones.
Ahora, que fuiste dolosamente asaltad@, comprobaste que tu reino era débil y que tu policía fue corrompida por el/la delincuente. Se la compraron, y lo hicieron con una cuarta parte de tus propios bienes. La segunda cuarta la dispusieron en comprar justicia y organizar prevaricatos. Un tercer cuarto de tu haber fue invertido en la eficaz y sucia política gubernamental.
Gran negocio el que hizo tu asaltante, pues, además de comprarse el sistema con tus propiedades, compró también inmunidad política, haciendo así fallidos todos tus intentos de soborno.
Lo más gracioso de todo, es que el/la susodich@ reservó una última cuarta parte de tu riqueza enajenada para invertirla y seguir el juego que tu viviste antes del incidente. Esas inversiones, sumadas a las ganancias obtenidas por prevaricatos y corrupción administrativa l@ hicieron mil veces más ric@ que a ti y le costo mucho menos trabajo. Es así como funciona el sistema que tú propugnas.
¡Qué irónico! mientras tú te hundes en la indigencia por tu fracaso como capitalista, hay otr@s asaltantes que se enriquecen diariamente adquiriendo, además, una gran inmunidad comprada con lo que te pertenecía. Ahora es el crítico turno de tu asaltante que se creerá segur@ entrenando a l@s que fueron tus mercenari@s hasta que venga otr@ desgraciad@ a hacerle lo mismo que él/ella te hizo a ti; y así sucesivamente hasta que tod@s reaccionemos y aceptemos las debilidades que nos rodean.
A pesar de todo, yo te digo que te quedes tranquil@, que no te amarteles por bienes materiales, ya que vendrán tiempos mejores en los cuales, no importará nada más que la libertad y solidaridad humana.
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