Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

martes, 30 de abril de 2013

¿CORRIDA ELECTORAL O CORRIDA DE TOROS?

La lid puede ser muy entretenida, pero en la arena se perciben las injusticias. Evidentemente es un espectáculo incomparable: ver como el hombre tiene la capacidad de dominar bestias de media tonelada, pero debe tenerse en cuenta que entre cinco y siete individuos pueden igualar ese peso, al cual se suman los caballos manipulados por los picadores y la variedad de estoques y banderillas.

Irónicamente y con la máscara de proceso de cambio, las vulpejas del poder político se disfrazan de ovejas para carnearnos a todos. Nos ven la cara de borregos o reces de lidia, apoyados en el peso del picador caballo de la justicia, manipulado partidocráticamente, hacen que la carrera electoral parezca sanguinaria arena de circo.

Obviamente se reconoce la libertad, incluso legitimidad de cualquier candidato a postularse las veces que guste, más allá de lo que diga el derecho formal o sus tergiversadas interpretaciones; obviamente que la palabra final la tendrán las urnas, en un sistema absolutamente viciado por la obligatoriedad del voto y su fiel cómplice: el fraude. Sin embargo la mediatización del tema electoral en torno a la legalidad de una reelección, hace ver a una oposición desarticulada y con absoluto terror a ser estocada en la plaza sufragista.

De todo esto, lo que nos ha enseñado siempre la historia, es que las dictaduras se imponen, no se consultan; y cuando los administradores del poder, del autoritarismo y del terror de Estado se encuentran en un callejón sin salida, optan por las armas y la fuerza. El prorroguismo ya está absolutamente consolidado, la imposición se ha legalizado y el proceso de cambio por el bien de la sociedad, no hizo más que cambiar de actores y cambió su ruta por el empoderamiento de unos pocos. La tortilla quemada de un lado ahora se quema del otro, quedando el medio encrudecido en su miedo.

Habría que retar a estos populistas a dar la cara al pueblo, a aquel ente que debiera darse cuenta que la prebenda y demagogia no hacen a la gobernanza, que las promesas incumplidas no siempre acarrean penas y castigos; peor aún, que el cinismo puede recompensarse con votos consigna y crecimiento de espectros electorales fantasmagóricos. Yo mismo me atrevería a hacerlo, a darles el guantelazo en la mejilla, pero es evidente que no pasaría de un falso afán, porque cuando las papas queman es porque ya se cocieron en las urnas.

30/04/2013

TODO ACABA

Tornan las ansias de claro a oscuro.
Haciéndote dejar de lado cursilerías,
el peso de la vida te tumba maduro,
arrastrando consigo penas y alegrías

Después de la decepción, se impetra el dolor,
las entrañas ahuecadas te carcomen,
quedando siempre profunda cicatriz y rencor
y dejando volar los gorrones del abdomen.

Se espesa la sangre y remarca pasión,
omitiendo irrefutable su paso al corazón,
mientras la perversa y resentida alma
simula estar dopada y en completa calma,
poco a poco y con la misma agria sazón,
va enfriándose cruelmente la razón.

29/04/2013

viernes, 26 de abril de 2013

DE IRONÍAS, SARCASMOS Y PARADOJAS

Dentro de la gran gama de frustraciones que acarrea la vida, uno empieza a evidenciar afanes falsos, que no llevan a ningún lado si se los emprende de manera individual; mas el retorno de los ermitaños al enlatado social tampoco aporta en gran medida para el cumplimiento de logros, cuando las utópicas aspiraciones nadan contra la fuerte corriente: del conformismo; el cinismo recalcitrante de las corrompidas sociedades; la sinvergüenzura del depredador sistema; la fábrica de ficciones sociales, que a manera transnacional, se globaliza al mismo ritmo que las pestes y las artes del consumo; la perpetración de injusticias, desigualdades y servilismos; acompañadas por la máquina de represiones, generadora del poder discriminatorio y el autoritarismo: ésta, la mismísima institución embrionaria de gobiernos coartadores de libertades y sensores de obligaciones. Arpías del poder que siempre se encuentran para asociarse en sus cometidos. Ingenieros del mal, expertos del camuflaje, generadores de instrumentos e instituciones que mantengan la solvencia de su poder, garantistas de su gobernanza a costas del soberano, encuban en sus entrañas aquellos mitos que nos embrutecen.

Por ellos, en merecida loa a su magnificencia: fomentemos drogas y religiones, porque sólo con fármacos y placebos, útiles para sobrepasar los límites de la realidad y liberarnos de preocupaciones, rutina y avatares,  podemos aguantar las tribulaciones de una vida cada vez más dura, de un entorno cada vez más hostil, de un panorama azabache cada vez más tostado. Promulguemos más constituciones ampulosas para justificar el papel que genera nuestras deforestaciones.; paralelamente deforestemos y destruyamos nuestra naturaleza, ya que es preferible vivir rodeados de plástico, material altamente maleable y satisfactor de pretensiones; sigamos creando instrumentos de comunicación digital, porque sólo así garantizamos el consumismo, el marketing y especialmente reducimos la necesidad de mirarnos a los ojos, tomarnos de la mano y expresar nuestro humanismo recalcitrante. La pena de muerte, el sicariato y la “ley de fuga” se hacen imperiosas, dado que sólo la matanza de pobres puede atenuar el hambre y las injusticias económicas

Todo este aparato del canibalismo humano nos absorbe, nos robotiza y nos hace engullir cicuta a título de antibióticos. Nos guía para ser siempre envidiosos, porque la ponzoña y la hipocresía nos hacen más sociables, al mismo tiempo que imperan los nuevos axiomas del ritmo moderno: hagámosle el mayor daño posible al prójimo, para así sentirnos superiores; acaparemos la propiedad para que nada nos haga falta y poder consumir lo que el sistema oferta, absolviéndonos además de cualquier imputación por hurto o robo, ya que los únicos delincuentes son los indigentes; hagámonos a los altruistas para compensarnos con réditos fiscales; lavemos con cloro nuestros cuellos para tenerlos siempre blancos; fomentemos la prostitución y el machismo para que a la mujer golpeada no le falte la plata; apuñalemos por la espalda, que así garantizamos recuperar nuestros puñales.

Gocemos de vivir en la servidumbre y desamparo, porque ello nos atenuará las penas del infierno, haciéndolas más llevaderas por la fuerza de la costumbre; impulsemos el servicio militar obligatorio, porque sólo así garantizamos que se hagan cosas honorarias a favor de nuestro indispensable protector, el Estado; no dejemos de fortalecer a la policía y al ejército, para que las matanzas legales sigan superando a los delitos comunes; financiemos las guerras que mantienen el equilibrio natural, sobreviviendo sólo los más fuertes y dando cabida a nuevas sanguijuelas. Construyamos muros en nuestras fronteras para evitar la migración y así atenuar la xenofobia. Sigamos financiando armas de destrucción masiva, la cara encubierta del verdadero terrorismo mundial; repartamos capuchas e impulsemos sanguinarios atentados, que den razón de existir a los estados y el autoritarismo. Tomemos el poder para que los oprimidos sean otros y la tortilla se queme de ambos lados. Apoyemos el sufragio obligatorio, para despreocuparnos y sentirnos representados el resto del periodo gubernamental, absolvernos de culpas, ahorrarnos excusas e incrementar argumentos a la crítica y catarsis que acentúan nuestra prestancia intelectual.

Mientras tanto se siguen propagando las ansiadas áreas de equipamiento, bien utilizadas para camuflar torturas: requerimos más cárceles para reducir el hacinamiento, pues ya no basta con la inserción de armamento a los penales o creación de pandillas con objetivos de selección natural; que corra sangre porque las togas están perdiendo su tono punzó. Endurezcamos las penas, aumentemos la tipología penal, seamos draconianos, así se generará más deseo y la población verá que el sistema funciona en la ejecución de crímenes gubernamentales; que nuestros impuestos paguen la construcción de más centros penitenciarios, cual es la única forma conocida de garantizar un techo a todos los pobres. Si alguien pide educación, ahí les justificaremos que la prisión es aquella escuela que lleva a la superación y especialización, por lo que debe ser siempre bien vista, aunque la rehabilitación sea a través de la muerte o eutanasia.

Todo se compra, todo está a la venta; el rey billete gobierna nuestras adquisiciones y con él logramos lo que queremos, desde soborno hasta alimento, desde lo tangible hasta lo intangible, todo vale un pedasucho de papel manoseado. La usura ya es un método eficaz para reducir alguna pobreza e incentivar emprendimientos financieros. Ahora sólo nos queda vender nuestra libertad a regímenes autoritarios que impongan la igualdad de abajo hacia arriba; propugnar el fascismo en todas sus fases, para que la gente vea las ventajas de las ideologías libertarias. Reinstauremos las dictaduras para que exista homogeneidad de pensamiento y así dejemos de confundirnos con tan amplia lluvia de ideas. ¡Represión permanente! eso es lo que necesitamos, para que la gente empiece a valorar su libertad, seamos borregos y dejemos de cuestionar, porque sólo así nos dejarán en paz y exentos de persecuciones: quien piensa no lo dice, porque el que dice lo que piensa no piensa volver a decir algo, una vez pasada su pena capital. Sólo los ventrílocuos pueden hablar, ya que las marionetas que representamos corremos el riesgo de caer en la hoguera si no les gusta lo que pensamos.

Por último, toca tomarnos un antiácido, para que nuestra mente deje de cuestionar el orden establecido y el pensamiento crítico deje de calentarnos las ideas, que dicho sea de paso, nos dan migraña si no es insomnio innecesarios, pues nuestras lápidas llevan el nombre debajo del derecho de expresión.

26/04/2013

viernes, 19 de abril de 2013

PEDRO JOSÉ

Como todas las noches, aproximadamente a la misma hora, retorna a su pequeña morada por callejuelas adoquinadas, mientras el tibio y agonizante sol le refleja una sombra tenue que dibuja cansada silueta. Arrastra los pies y le pesan los hombros, mas el gusto por llegar al lecho a desahogar la rutina y recrear aquello que el aluvión de ideas le inspire, lo motiva a remarcar su marcha y aligerar el paso. Poco a poco, en la medida que va alejándose del centro urbano y cae el sol en el horizonte, acompaña su peregrinar un paulatino encendido de los faroles adosados en las casas, los cuales adornan balcones durante el día y auguran seguridad a los noctámbulos pasado el poniente. Así mismo se estrechan los trazos viales en la medida que se adentra a las zonas más paupérrimas de su ciudad, evidenciándose paralelamente que el flujo de transeúntes disminuye potencialmente conforme a la distancia.

Una vez alcanzado su objetivo, un conventillo con gruesos muros de barro fortalecidos con paja y fibras naturales, revocados con yeso y argamasa, esculca en los bolsillos de su sucio overol para sacar la pesada llave de la cerradura; agarra la manija del portón; verifica a ambos lados de la vereda, ya sea por costumbre, ora paranoia, ora precaución en los turbulentos tiempos que afligen a las sociedades; introduce la llave y luego de un par de giros, se escucha el rechinar de las bisagras; atraviesa el marco de la puerta y, a medida que cruza el largo zaguán, enciende los fanales que iluminarán su ruta hacia los cuchitriles del traspatio.

Hallase ahí su morada, más allá de la fuente y el aljibe, un diminuto dormitorio apenas suficiente para saciar sus horas de descanso, salita de baño a la justa medida de cada aparato higiénico indispensable, y un saloncito central en el que caben apenas su escritorio, anaquel librero y el anafe en el que calienta sus rústicos desayunos y alguna vianda ocasional. El ala contigua, de proporciones apenas más grandes que la anterior, se beneficia por adolecer de tabiques y columnas que puedan restarle espacio, o al menos eso aparenta desde el exterior, mas cuando uno puede ver lo atiborradas que se encuentran las prensas y demás materiales de imprenta, con los que desahoga sus represiones, cae en cuenta que el local no tiene ningún excedente en área.

Meridiana descripción de su ambiente, que permite hacer énfasis en lo recatada que es la vida de un ser magnánimo, ser con grandes virtudes y capacidades, primando su amor al prójimo, austeridad, serenidad y raciocinio extraordinarios, congruente con todo lo que predica y recatado al momento de hacer críticas. Su paciencia y tolerancia, rara vez comprendidas en los agitados tiempos industriales, le recompensan a la larga, mientras su metodología y pulcritud demuestran el cariño que le pone a cada uno de sus emprendimientos. Público en todo momento, transparente en su actuar, no hace apología de odios ni rencores, pues tampoco oculta sus sentimientos de amor y colaboración: simplemente se restringe de hipocresías y lisonjas, cautelándose siempre de los lambiscones y aduladores. Le brilla el aura cuando toca hablar de manumisiones, pues su entereza moral se basa fundamentalmente en el respeto por la libertad, tanto propia como ajena, habiéndose fijado y recalcado que la transición que surca en esta vida, debe colmarse de bienaventuranzas, no sólo evitando hacerle al prójimo lo que no quisiera tribular, sino también haciendo por el prójimo lo que quisiera que hiciesen por él. Su intachable conducta ética es colmada de pensamiento crítico, cuyo imperativo categórico dicta hacer lo que pueda repercutir en bien y omitir lo que pudiera dañarle a sí mismo o a cualquier otro ente.

Al cabo de un rato de reparador descanso, torna su rostro meditabundo, reconfortándole la sapiencia de que no existen almas solitarias: mientras se logre aún la comunión con el cosmos y brillen las almas con la misma intensidad que las estrellas de Vía Láctea lo hacen. Apea y emprende absolutamente decidido la ruta de salida, planeando encontrar alimento fresco y caliente en alguna pensión cercana, para así recuperar energías y poder invertirlas en su pasión: tomar el frasco de aceite, lubricar engranes, verificar tintes y empastes, dar una rápida leída (por enésima vez) a modo de repaso y verificación, concluyendo con la ceremonial paciencia de colocar reticularmente cada una de las láminas a prensar, editando así un capítulo más de su vida, un mensaje extra en su periódico o un espectacular prólogo a su lectura predilecta.

19/04/2013

jueves, 18 de abril de 2013

EN CRUENTO ENCUENTRO

En cruento encuentro con migo mismo descubrí:
que la vida es absolutamente etérea,
que el tiempo es prisionero de manecillas,
que las oportunidades no son simples desquites.

En cruento encuentro con la vida descubrí:
que los amores sólo son pasajeros,
que la gente es egoístamente interesada,
que los afanes quedan en falsas intenciones.

En cruento encuentro con el amor descubrí:
que la libertad es ultrajada y siempre limitada,
que las obligaciones acarrean responsabilidad,
que los placeres tornan en grilletes.

En cruento encuentro con la libertad descubrí:
que la riqueza es pasajera alegría,
que la moral y la ética les vale un céntimo,
que la solidaridad es una hipocresía.

En cruento encuentro con la muerte descubrí:
que ya no soy ni seré  el mismo,
que mi vida me es indiferente,
que la libertad es un placebo,
que el amor hiere profundamente.

En cruento encuentro contigo descubrí:
que tu vida es absolutamente vacía,
que mi tiempo es prisionero de tus caprichos,
que las oportunidades no son reales intenciones.

En cruento encuentro con tu vida descubrí:
que nuestro amor es sólo pasajero,
que tu egoísmo engendra odios y rencores,
que las caricias quedan en falsas pretensiones.

En cruento encuentro con tu amor descubrí:
que mi libertad fue ultrajada y siempre limitada,
que los coqueteos se disfrazaban de vulpejas,
que los quehaceres tornaban en grilletes.

En cruento encuentro con la libertad descubrí:
que muero día a día, con o sin tu compañía,
que la estética contraría a la moral y a la ética,
que nuestra historia es una hipocresía.

En cruento encuentro con la muerte descubrí:
que ya no soy ni seré  el mismo,
que mi vida me es indiferente,
que la libertad es un placebo,
que el amor hiere profundamente.

En cruento encuentro con la vida.
En cruento encuentro con la libertad.
En cruento encuentro con el amor.
En cruento encuentro con la muerte.
¡En cruento encuentro con lo cíclico!

15/04/2013

NUEVOS AMANECERES

Triste, oscura, nebulosa, cargada de nostalgia, inminente e inevitable surge el alba con aureolas de melancolía, envuelta en un espeso rocío y oscuras nubes que le restan todo crédito a los rayos del sol. La temperatura no merma pizca alguna, mas la humedad creciente aprisiona los suspiros de las ánimas, haciendo pesar la atmósfera contra el mundo entero, agotando hasta a los más dinámicos y dejándolos agobiados ante cualquier esfuerzo. Mientras la incógnita del naciente abunda por doquier, cabiendo dudas respecto a la veracidad del amanecer.

A la par se encuentra también su alma, que perdió toda fuerza vital tras varios días de delirio, carcomiéndole las ansias por revivir lo acaecido semanas atrás en la mesa del boulevard. Rebusca en sus añoranzas y se atemoriza al saber que perdió en el camino algunos de los recuerdos, o la nitidez otrora vivida de la imagen de su adorada obsesión. Una vez tras otra, recorre en retrospectiva cada paso que dio desde que parió su inspiración, pretendiendo encontrar en lo más recóndito aquello que lo haga revivir placeres ranciados en la rutina. Minuto tras minuto, a cada segundo, a cada latido, a cada parpadeo, a cada resoplido, le devienen insistentes las reminiscencias de culpa, por haberse pasado largas horas husmeando en el café, con la esperanza de volverla a encontrar.

Cada despertar torna en martirio, cada día promete agonizar esperanzas dilapidadas. Los párpados se le pegan a la retina, los pulmones se rehúsan hinchar, el latido de su corazón pierde eco, mientras sus pies le pesan a cada paso, como si cargara encima al plomo del pasado y el futuro le plagara de tachuelas su andar.

En fin, luego de tan cargoso arreo, consigue ponerse erecto, cambiar de muda y reiniciar su mortuorio ciclo. Se examina piadosamente en el espejo, rasca la tristeza salada en su rostro, se acicala lo medianamente necesario y recarga valor para emprender la rutina, sin mayor ánimo que aquel con grado de responsabilidad comprometida. Así emprende la cotidiana ruta al laburo, dando un revuelo por la calle de las cafeterías, como lo últimamente acostumbrado, esperando enredarse con la punta del ovillo que allí abandonó.

De pronto abre los ojos hasta deshidratar sus pupilas, el pulso se le acelera, la garganta se le asfixia y se adormecen sus piernas. Enjambres de mariposas aletean su inquietud, mientras las ansias le escurren el cuerpo. Se refriega los párpados para asegurarse de lo evidente que aclaman sus ojos, inspira hondamente y resuelve abordar la situación con templanza. Sin embargo a cada paso que da, cada centímetro conquistado, debe batirse con el nerviosismo, controlar repetidos tics de lenguaje involuntario y esconder la sudoración de sus manos, que alegremente repasan una y otra vez el cuero cabelludo, ora para perfeccionar el peinado, ora para desviar las aguas de sus palmas.

A viva voz repite su nombre, como si la conociera de años, cayendo inmediatamente en cuenta de lo inoportuno de su tono, lo que obliga a reducir decibeles para poder justificar su saber, confesar su obsesión sin verse impertinente, fraguando así los cimientos de una posible relación.

Ella lo mira con soponcio y admiración, embadurnándose de dudas e interrogantes, que se apaciguan en la medida que recibe las torpes explicaciones colmadas de inocencia. Completamente enternecida por mostrencas actitudes preoperacionales, con una pícara sonrisa que se le dibuja en el rostro, decide invitarle a tomar asiento y extenderle cordialidad a sus anchas, dando paso a golondrinas en cortejo, plenamente consientes del deseo mutuo, plasmadas en rocas crispadas por entornos nocivos, deseando remover el tiempo para generarse un espacio que avizore esperanza.

10/04/2013

CAFÉ ESPERANTO

Taciturno pasea por la alameda de la ciudad, rumeando los escollos de su cautivante soledad, mas gozando en simultáneo aquella vivacidad que lo rodea y le demuestra que hay vida antes de la muerte. Absolutamente despreocupado por los avatares de este mundo, lo único que lo angustia es su propio egotismo y las ansias de compartir felicidad y cariño.

De pronto, cual si lo atrapara una fuerte ventisca, ora escapando de alguna malograda alma, ora volviendo en sí de profunda meditación para darse cuenta que podía perder rumbo, vira bruscamente en la primera esquina que se le ostenta, tomando así paso resuelto hacia nuevo destino: le escurre por el limbo un profundo antojo de moca en su paraje predilecto. Es así como, a presuroso paso, cruza el centro de la ciudad para finalmente atravesar entre bolardos y llegar al boulevard comercial: agradable paseo peatonal, decorado con antiguos faros opalinos y losetas de diversos colores, formas y tamaños, con elegantes vitrinas y, por supuesto, una gran variedad de cafeterías y locales de comida al paso.

Aparentemente prejuicioso, discrimina racionalmente cada una de las opciones, las cuales conoce de antemano que difieren de su antojadizo deseo antelado. Ya desde la alameda tenía resuelto llegar a su rincón de permuta bohemia, el lugar que toma prestado temporalmente, cada vez que necesita retrotraerse con buen servicio, acogedora música y excelente visual, además del exquisito café que invita con su aroma a los transeúntes.

Colindante por un lado con una espantosa y barroca galería de venta de mercachifles y adornos de mal gusto, la cual gracias al accidental ochave de inexperiencia constructiva, únicamente es visible de frente y algún ángulo algo incomodo y reusado por el buen observador; al contramano lo linda una prestigiosa óptica cuyos elegantes escaparates hacen perfecto juego al estilo minimalista de su inmueble; de frente se encuentran otros locales de expendio de alimentos y una muy bien surtida librería vecina de la heladería más antigua de la ciudad; y justo a la altura precisa para sombrearle la terraza, un frondoso molle florido. El edificio es muy rústico, a dos aguas y con cercas de madera cruda, cuya entrada cobra relevancia con el par de gradas de piedra abujardada, bordeadas por una jardinera con helechos que le dan frescura a los cotidianos veintiséis a veintiocho grados de temperatura de la región.

Obviamente un lugar tan acogedor tiene que coronar las predilecciones de un meditabundo, invitándole a buscar una mesa vacía en la terraza, la cual casualmente se encuentra de frente a la ocupada por una bella escandinava.

Inmediatamente toma asiento y se percata de la presencia de su futura ninfa de ensueño, olvida su espíritu melancólico para absorberse en un imaginario idílico y contemplar el panorama cual escena melodramática. El alma le vuelve al cuerpo con inquilina esperanza, que luego tornará en obsesiones atrapadas por el deseo.

06/04/2013

MALCASTA RUGHARA

Rojo como lo más ardiente del fuego, ondulado como los avatares de la vida, crispándose cual rocas en contacto con la marea, largo y libre como la esperanza, coquetamente recortado, dando a presumir que formará un cerquillo para enmarcar el aparente rostro de princesa medieval de cuento con final feliz. Aquel es el Maestro de Ceremonias que presentará, poco a poco y manteniendo el adecuado suspenso, todo lo que conformará al contorno. Hábilmente crea escenario para garantizar la subordinante hipnosis, cual fenómeno natural que absorbe toda la atención hacia puntos fijos, acumulando sinalagmático interés en su dual función gerente de ansiados movimientos irregulares, que a la postre aglutinan el ciclo ascendente, tal y como corresponde a cada partícula cósmica. Tácita invitación al deseo, conjugada con aquel miedo propio del barniz social, que hurta los instintos más primigenios, arrastrando a su víctima a una profunda abstracción del dulce antojo, que agua la boca y airea el alma.

Paulatina inducción a atisbar tras el telón, para asfixiar por fin aquella curiosidad galvanizada de pulsiones, queda resuelto trasladar el escenario a otro plano, con impróvida distracción generada en el nuevo halo de luz, que rinde homenaje a la pureza divina y blanca paz, plasmando vivazmente su reflejo en tersa y suave tez, para marcar promesa en futuros horizontes. Marca profunda que agrieta la paciencia, dejando escarbar imaginarios momentos de roce dérmico, coronados en cada una de las vértebras que apuntalan esbelta silueta, dan paso a una sigilosa aventura desde el Atlas hasta el Coxis. Sueño remarcado a cada milímetro, haciendo bullir el cataclismo químico que invita a apear, mas la cordura se impone generando nuevos estímulos a almacenar en el recuerdo.

Oportunamente el destino permite un giro insospechado a la vez que anhelado, pues el dorso permite que se haga presente el torso, obligando la discreción a desviar inmediatamente la vista hacia el rostro: corto circuito en el sistema nervioso, fusión nuclear en el límbico, mientras fríos hilos surcan las venas y la premura por participar atemoriza hondamente. Avoca el momento de la prudencia, sigilosos desvíos de mirada deben usurpar la función de coqueteo, sin que se perciba el más mínimo rastro de libídine. Paradójicamente el nuevo escarpe del destino permite vislumbrar la riqueza en su máximo esplendor. Golosos ojos clavan su mirada en la interlocución, dando paridad al exuberante deseo, para así convocar finalmente a Afrodita la griega, la Venus romana, Aliliat de Arabia, Freyja la escandinava, Ishtar de Babilonia, la filistea Aserá, Benzaiten del Japón y la persa Anahita, quienes finalmente envolverán en romance, cual hechizo del haitiano Erzulie, conflictuando las almas entre Eros y Anteros, deseando el sincretismo de los celtas Angus y Freya o los hindús Kamadeva y Rati, para escapar de las pesadas cadenas que impone Hera la griega. Ya queda sembrada la obsesión, aprisionando hondamente los deseos más sublimes de tenencia cárnica.

Coronando circunstancias, se deja ver algo tenue aún, aquella bella faz que perdió enfoque con la fuerza del rito visual. Recuperada su propia luz satisface presunciones iniciales, probando perentoriamente que el cerquillo le hace marco perfecto a obra renacentista. Finas facciones resaltan en su palidez natural, alegrada con rosáceas mejillas y labios de un profundo rojo, apoltronando así la esbelta nariz filosa y respingada, cuya bisutería harta en su belleza, mas rastra otras implicancias de mayor profundidad y sentido.

Aquella facha rebelde muestra mucho más que lo ficticio del talante y glamur. Lo sensual deja el primer plano para brindarle la merecida primacía al ser racional parido por la misma deontología de Lilith. Se abre una nueva caja de pandora, promisoria de grandes sorpresas que harán concatenar las almas, para irse empalmadas al otro lado del sol surcando arcoíris. Comunión perfecta con la irreverencia recíproca hacia los códigos del tracto social y demás ficciones impuestas por voluntades ajenas.

04/04/2013

TALY

Traviesa sintonía,
eterna alegría,
me llenas de vida
de noche y de día.

Con tu sonrisa
Coronas tu rostro
Y sin darte prisa
Juegas al monstruo.

Delgada cinturita
Flacas piernas
Eres criaturita
De caricias eternas.

Tu alegre palpitar
Me tiene hipnotizado
Tanto hacerte amar
Me deja hasta macurcado.

Talismán invaluable
Eres mi tesoro
Por tu ser tan amable
Y tu presencia que añoro.


30/03/2013

LUNA

Esta noche luces más elegante que nunca,
con oscuros velos que no te llegan a opacar
y tu pálido y sensual rostro que atisba sin cesar.

Escondiendo tu profunda frialdad con el ocaso,
te embelleces rodeada de aquellas presuntuosas,
quienes sólo hacen resaltar tu esplendor,
convenciéndome para que siempre te haga caso.

Circular rostro que ilumina mi camino,
sólo tú sabes guiarme y
sólo tú marcas mi pálpito.
Enterneces mi alma y endulzas mi destino.

Oh luna, luna majestuosa, luna menguante,
nunca dejes que mengüen mis ganas por vivir.
Oh luna, luna esplendorosa, luna llena,
llena este vacío que oscurece mi necio corazón.

30/03/2013

OBNUBILACIONES

Cómo deseo compartir contigo la contemplación del cosmos, en silencio, sin que suene más que nuestros melódicos halos de vida, sin que se percaten nuestros suspiros. En silencio, como mi mudo deseo de ti.

Nubiloso horizonte y escabrosas escenas del pasado, ahogan de ocio a lo cotidiano. Lagrimas claras, cristalinas como la lluvia, enturbian el agua cual agitado lodazal, secándose antes de brotar, por lo pasmada que anda el alma.

Concluida la jornada, recién empieza mi velada: aquel calvario que resisto escapando de mi mismo, hasta que arda la última vela en el claustro de mi alma. Masoquista actitud que hace madurar angustias, mientras las tribulaciones carcomen el espíritu y el final torna temerario. Agonizo en cada encuentro conmigo mismo; mis tormentos bullen desde lo profundo del reconcomio, asfixiando mi cerebro y celebrando mis duelos.

Al compás de la música y estremecido por la melancolía, purgo mis temores a la soledad, mientras tu nombre repica en cada canción, retumbando sórdidamente en mi razón. Horadando en mi interior queda marcada tu ausencia, que agita constantemente mis meditabundos pasajes en deserción.

Ecos en el vacío, ecos de nostalgia; estruendos de mi palpitar que cesarán en el crepúsculo. Los pulmones aguijados exhalan suspiros atropelladamente, mientras que los otrora gorrones abdominales salen de sus capullos en forma de mariposas; y el corazón, cual foco titilante, absolutamente arrítmico, alterna del galope al paso y recurrente trote con rebote.

Refusilos mentales, sin ningún destino, intercambian ideas inocuas con clarividencias ininteligibles. Una pesadilla que no da marcha atrás, siendo la tregua negada a los rebeldes. Ahoga la vida y asfixia el pasado, mientras el presuroso futuro se enfanga en el presente. Sueños extraviados, pasiones ranciadas y rutina perenne no hacen más que el ciclo reiniciar.

Se me escapa el tiempo, mientras aún pienso en romper el silencio. Suerte de ánimas, halos y susurros, llaman a la parca que viene a paso cansado, pues el otoño no desojó aún al Edén y la primavera ya vislumbra retornar.

Aunque siempre hay esperanza, no logro cerrar el hueco de mi alma. Las mariposas que revolotean mi interior exhalan más hiel que almíbar, obligando peripecias a mi voz para no entonar el dolor. Se abren infinidad de opciones y la libertad sigue restringiéndose por desconciertos.

Necesito impregnarme nuevamente de tu fragancia, sentir como tus pétalos acolchan mis delirios y reencontrar aquella frágil esencia tuya, que conjuga con mi interior acoplándote en mi alma, a través de tus pardos ojos profundos que absorben cada gota de mi vid, enmarañando nuestras venas a lo eterno.

Contemplemos el horizonte, hasta descifrar donde nos lleva. Deslicémonos mutuamente entre caricias, en silencio templemos esta febril pasión, respirando al unísono y marcando el ritmo del rozar dérmico. Déjame que erice cada bello de tu aterciopelada piel, provocándote un profundo escalofrío cual garganta turbulenta que envuelve con su frígido vacío, para luego templarte nuevamente en lo más profundo de mi alma.
15/03/2013

GAIA

Constante inteligencia del cosmos representada en lo azul del cielo, ligada hasta los confines más carnales de la tierra, a través de magníficas serranías con gamas del color canela, ocres, plomizos, bronces y grisáceos, remarcadas con quebradas profundas que resaltan los escarpes y guían los placeres de la vida hacia trópicos idílicos y cavernas humedecidas por vertientes abnegadas de vida.
Ostentosa paz absoluta que inspira la horizontalidad de tu firmamento, racional, generosa, fértil y fraterna, contrapuesta con la verticalidad de riscos que muestran los abismos más profundos de la inconsciencia, haciendo perenne la dicotomía entre el bien y el mal, dando lugar a la rebeldía de lo natural, fuente fundamental que vierte el progreso y evolución en cada ser.
Lasciva pasión que inspira tu constante movimiento, generando gravitación a tu entorno, mientras te muestras con límites absolutamente superables, siempre en el marco de la cautela, confiriendo tu suavidad aterciopelada, mas la severidad de tus certezas que la afianzan por contraste.
Loca realidad sacudida, ora obnubilada, ora aclarada, ora cristalina, ora enturbiada, ora fría y luego candente, que en concomitancia con riquezas ya referidas, hacen de tu vitalidad lo más preciado por siempre.
Yacen en ti todos los deseos, gozos y placeres que ofreces en el color de tus pétalos, el aroma de tus jardines y los abrazantes paisajes que hipnotizan trances absolutos, llevándonos en vaivén de lo idílico a lo real, bordeando siempre lo utópico e indómito.

08/03/2013

DESLIZAMIENTO

Como sacada de los umbrales de un mohoso sarcófago, surge una historia aprisionada entre delirios y ofuscados recuerdos, de tal manera que, en cuanto tiende a desenrollarse el pergamino que la contiene, se ocultan importantísimos pasajes tras el descoloramiento de la tinta de su nostalgia, como también se agregan algunas manchas sinuosas aferradas por el transcurso del indolente tiempo.

Trata de una fría noche, como aquellas que caracterizan la primavera en esta latitud: sumamente húmeda, ocasionalmente lluviosa, sorpresivamente tempestuosa y recurrentemente desolada, a la cual, en esta específica ocasión, acompañaban serenamente y dando fe de la existencia humana, aquellos veladores de la seguridad, monitoreadores de caprichos naturales, héroes sin rostro que navegan los avatares de un suelo absolutamente incierto.

Pasadas unas horas, recargadas de fatiga las espaldas, adormecidas y acaloradas las pantorrillas por estancos y prolongados periodos de firmeza y quietud en pie, incendiados y enrojecidos los ardientes ojos por la prolongada vigilia, seca la boca, bullentes las tripas y alquitranados los pulmones con la mezcla de cigarro y aquellos tóxicos humos de la maquinaria, veían los presentes como las titilantes luces de una ciudad en quebrada, les daban el espaldarazo y reanimaban sus espíritus.

De cuando en cuando acudían a la escena jaurías de almas pecaminosas, que enrarecían la misión de los presentes. Oscuras siluetas cual sacadas de las tinieblas, circundaban zigzagueando entre la bruma prematura. De entre estos bizarros moradores de la noche, colmatados por vahos de cantinas, surge un sobrio muchacho, cuya alma apiadada por las tribulaciones de los vigilantes, se acerca a ofrecerles tabaco, un reconfortante café caliente y amena conversación parida de su curiosidad.

Cesando la amenidad de eruditas comunicaciones, entremezcladas con la serie de anécdotas e historias épicas vividas por cada uno de los interlocutores, surge abruptamente una fuerte tormenta anunciada con enceguecedor refusilo, intensos rayos y ensordecedores bramidos difícilmente identificables entre el tronar celestial y el advenimiento de farallones de agua que acarrea un río recientemente elevado. Las capuchas impermeables inmediatamente tendidas para cubrir sus cabezas, se empapan en segundos haciendo percatar la intensidad de la lluvia, cuyas aguas se deslizan coquetamente entre las arrugas gomosas de la indumentaria, estancándose luego entre las barbas tupidas, o bien acumulándose en los botapies que adquieren exponencialmente mayor peso al habitual.

En el acto desalojan del área al curioso mocetón y ponen manos a la obra: se escuchan alarmantes modulaciones por la radio, que con cifrada codificación dan a entender que la catástrofe no dará tregua; se dilucidan una serie de instrucciones que, ora ponen en marcha laburante a alguna maquinaria, ora la hacen alejarse de las fauces del río, ora maniobran cuerdas y arnés para la seguridad de los expertos, quienes dan reporte pormenorizado de la frecuencia y alcance de las ondas punzantes, que es como entienden a aquellas murallas de agua y lodazal que acarrea rocas y maderos con estrepitosos ronquidos.

Del Armagedón que representa la escalofriante realidad de ese momento, se percibe tétricamente como rebasan las aguas al obrar humano: drenajes con reflujo sólo avizoran el inmediato rebalse de diques y pronto los oleajes por encima de cada puente, rechinando sus barandales al torcerlos cual fideos bien cocidos, dan clara prueba de que las estructuras caerán rendidas ante tanta furia.

Extenuantes esfuerzos por mantener el orden de las cosas, entre desvíos vehiculares, atenciones periodísticas, serenadoras explicaciones al vecindario, reportes pormenorizados a sus superiores, acarreo permanente de materiales y herramientas, caos absoluto en las comunicaciones y la oscuridad apremiante producida por la caída de algunos postes otrora tendidos en el área, sólo son el génesis de una larga noche que vendrá acompañada por laboriosas jornadas de recuperación de enseres, organización de campamentos, acopio de provisiones, abasto de viandas, regeneración de servicios y apoyo humanitario.

De pronto, cual poseída por almas de ultratumba, la radio empieza a exclamar aceleradamente una serie de acontecimientos dantescos: los encargados del monitoreo en las laderas ponen sobre aviso el colapso de la pendiente, que inicialmente se presenta como pequeñas grietas en algunas viviendas, seguido de temblores y un sifonamiento con escalas impredecibles. Todo lo que hay sobre la tierra empieza a centrifugarse con destino al infierno, los cables de luz dan un espectáculo pirotécnico, mientras se oyen de fondo explosiones de garrafas y carcome la oscuridad absoluta entre bruma y polvo. Vidrios clisados crujen al concluir su cristalina existencia. Toneladas de lodo acarrean lo que hubiere a su paso. Vehículos de desalojo quedan varados ante inmenso espectáculo. Voces despavoridas dan muestra del horror que viven aquellos seres que, apenas salvando sus vidas, son testigos del apetito voraz con el que los aluviones acaban con las casas y riquezas acumuladas esforzadamente durante sucesivas generaciones.

Inmediatamente se pone sobre aviso a la población, se convoca ejércitos de voluntarios que coadyuven al cierre de vías y precintado de las áreas mayormente expuestas, cuadrillas de valerosos rescatistas se dislocan perimetralmente para verificar el absoluto abandono de inmuebles ruinosos y coros de llanto retumban con mayor fuerza que el clamor celestial de los truenos. Excitación absoluta, desamparo, adrenalina bullente, tragedia y duelo acompañan el ocaso de una ciudad. En la inmensa oscuridad, la niebla cubre absolutamente todo páramo y los crujidos del derrumbe de cuando en cuando alertan a quienes se encuentran cerca. No se divisa con precisión su origen ni su arribo, sin embargo la mente hace pensar que es el propio suelo firme el que desea ausentarse en compañía de aullidos escalofriantes.

A medida que va menguando la tragedia, el naciente sol deja ver aquel desolador panorama de destrucción, que con húmedos mojones de arcilla parda, cubre los restos de lo que otrora fue zona urbana. Calaminas retorcidas brillan como el mercurio ardiente, rodeadas de vigas y muros derruidos, pariendo así un gélido desierto apocalíptico.

Añoranzas perdidas, cifras indescriptibles, agudo dolor anímico, tanto de quienes sufrieron la tragedia como de quienes templadamente la vieron sufrirse, agobiantes tareas de rescate y extensos planes de contingencias acompañados de demagogia política, surcarán de ahora en adelante titulares matutinos que, con el correr del tiempo, dejarán tenue huella del desamparo sufrido, devolviendo la nostalgia a su lúgubre sarcófago de olvido.

20/02/2013

UN CORTO SUEÑO INFANTIL

(Escrito con mi hija de 8 años)

Éste es el corto cuento
de lo que en pesadillas lamento:

el vampiro, llamado Ramiro
era viejo y seco como papiro;

el hombrelobo, hermano de Jacobo
Resultó lampiño además de bobo;

el mísero fantasma,
estaba enfermo de asma
y no se curaba ni con cataplasma;

el monstruo del lago Ness,
resultó ser esta vez
simplemente un perro grandanés;

el feo y peludo piegrande
gruñía siempre por hambre;

la pobre escuálida momia
era blanca por crónica anemia;

la bruja Maruja
que se pinchó con una aguja,
sin desearlo, a su gata negra
la convirtió en rastrera culebra
e hizo que a Gozzila,
le apestara la axila
peor que la de un gorila.

Pero cuando despierto,
veo que el ropero está abierto
y nada de esto resulta cierto.

18/02/2013

GÉLIDO TULIPÁN

Lo único que llego a recordar de ese pasado,
son aquellos ojos negros con amor profundo.
Abismos del alma entregada,
que ahora arden en las llamas del infierno,
atizadas con rencor indómito e injustificado.
Allí donde antes hubo mariposas,
no quedan más capullos ni flores donde posarlas.
Sólo restan míseros gusanos sin futuro
y un gélido tulipán marchito.
Aquel negro tulipán que dejaste,
con pétalos azabaches y fragancia lúgubre,
debe cesar de germinar en mi reducto.
No pienso alimentarlo,
mas intento experimentar su muerte
tan fugaz como lo nuestro.
Sin embargo, el tallo sigue creciendo,
nutrido por el humus de sus propias hojas.
Me asfixia, me carcome y sigue brotando,
cargado de un odio que nunca existió.
Poco a poco, va formando un tiesto
en el cual la voz de la soledad hace eco.
Me ensordece, me extingue.
Retumba en mis entrañas
ansiando prosperar entre tinieblas.

14/01/2013

MÁS ALLÁ DE LO FRATERNAL

Tú, fiel compañera e incondicional amiga, resuenas cual eco en la burocratizada mente que te añora:
tu silueta silba en mi mente, cual brisa fresca:
lejana, intangible, permanente y agradable;
tu oscuro cabello y tus risueños ojos me despiertan con el rocío,
despojándome del letargo de la rutina.

Tú, gentil musa que creces en mi ser inspirando parodias:
tu contagiosa alegría plaga los corazones con aluviones de concordia,
como el canto de las aves durante el sol naciente;
tu ser puro cristaliza  el entorno,
vertiendo paz, armonía y empatía con lo cósmico.

Tú, suave como un pétalo, acolchas mi esperanza:
tu frágil esencia conjuga con tu fuerza interior,
logrando el equilibrio vital que nos aproxima;
tu alma comulga con la mía,
más allá del entendimiento humano,
fuera del tiempo y del espacio.

Así es como tú ya eres parte mía, así es como tú eres mi fraterna alegría.

11/01/2013