Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

jueves, 12 de mayo de 2016

CRÓNICA DE UN DESAMOR

DOS CUARTOS:

Encandilado con un nuevo sol de corto verano,
nuevamente me encuentro extraviado
en aquella amarga penumbra invernal,
soñando inútilmente con idílico arcoíris
que me llevara al otro lado del astro rey.

TRECE CUARTOS:

Arremeten furtivas y con furia
contra mi aligerado reposo,
aquellas remembranzas
de tu húmedo cuerpo
yaciendo junto al mío.

Me trastocan cruelmente
en esta opacidad nocturna,
alertándome gélida presencia
de neonata lágrima salada,
cuyo reflujo surca al infinito
desde lo profundo del pecho
hasta irritada conjuntiva,
sumergiéndome nuevamente
en la hiel de tu ausencia.

DIECINUEVE TERCIOS:

El enamoramiento es un acto de insensatez
que generalmente concluye con inmadurez.
Sin embargo, el amor es una energía
que debe dejarse fluir por cuerpo y alma.
Si tú te pones barreras y formas escudos,
no permites que llegue ni que salga,
con lo que anulas su idílica existencia.

Es más que sensaciones de vacio
contrapuestas a emociones de satisfacción,
es energía, pura, simple y cósmica
y como tal puede retornar bien nutrida
en el mismo polo y frecuencia emitida,
por tanto debe ser siempre puro y positivo,
desprendido, sinalagmático y desinteresado

CUATRO CUARTOS:

Quizás sí me quisiste
como parte de tu vida...
pero aún pregunto:
¿te quisiste parte de la mía
en algún soberbio momento?

VEINTIDOS MEDIOS:

Presiento que me invade nuevamente el frío,
aquel frío lleno de ilusiones diluidas,
que se van desvaneciendo de entre mis dedos,
mientras aún procuro retener tu memoria
a través de la piel tersa, tibia y húmeda,
surcando con pasión lo más recóndito
de mis anhelantes huellas dactilares,
a la vez que se retienen tercamente,
en el oscuro abismo del iris desconsolado
los hados de esperanza que nutrieron
ésta historia ahogada en el olvido
con salado aluvión de una lágrima.

CATORCE CUARTOS:

Es tan grande este vacío,
que no me deja campo alguno,
siendo los suspiros constantes
aquellos que me ahogan el hambre
y las lágrimas rotundas y constantes
aquellas que me sacian el rencor.

VEINTINUEVE CUARTOS:

No soy yo, ni eres tú;
es el amargo veneno
que juntos decidimos ingerir,
cuando el ratón atrapó al gato,
acompañándonos así
del gélido ocaso a cálida alba,
agonizando la inminente llegada
de este nuestro gris otoño,
eclipsados por vana ilusión
martirizando anhelos
en concordia fusilados.

SIETE QUINTOS:

Como la arena, fina y a la vez sólida,
nuestra aurea común se desliza
entre los dedos de una mano y garra.
Mano que se hiere con la fricción de escollos
y garra que se aferra al frío contacto
con el frágil y deleznable presente,
cuando aquel dejo de lo nuestro
resulta engullido por el cosmos,
para atascar perennemente
nuestros sueños de difuso pasado.

DOS CUARTOS:

Me brota decir que desangro.
Dirás tú que exagero.
La única  verdad de todo esto,
es que la costra tiesa
me cegó en absoluto.
Y al final del atasco,
la calcárea cicatriz
no es más que el matiz
de otro ladrillo en la pared
que recubre el subconsciente,
para anestesiar ésta errática vida,
así  como éste es tu deseo
y al respecto, mi último ladrido.

DIEZ QUINTOS:

Éste postrimero beso recibido
será propinado por la dulce muerte
que se acerca con una caricia
de candente pólvora en la sien.

SAMU 10 de mayo de 2016