Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

lunes, 30 de septiembre de 2013

LA PAZ

Quebradiza ciudad cuyos húmedos corredores
marcan cada dígito insumido en antiguo limo.
Ciudad vertiente, ciudad enigmática, ciudad controvertida.
Misteriosa ciudad consignada en la mano del creador.
Urbe desalmada cuyos rivereños dedos
enlazan el inframundo al firmamento.

Monolíticas bestias velan tu existencia,
arrestadas por el tiempo canan sus sienes,
mientras el llanto de su pesar
remarca tu incierto destino.

Así cañadas y escarpes
penetran tu solemne ser,
anclando casi pétreo y oscuro
aquel convenio entre bien y mal.

Magnética ciudad que responde siempre,
diligente y serenamente su cautivadora misión.
Espectro magnético que ata en añoranza
a quien logra atisbar tu belleza.

Ciudad rebelde, ciudad despierta.
Templada ciudad cuyas luces resaltan
cual fogosidad de mítico dragón,
bestia que yace por tu esperanza.

Sigue así, enamorando y enfrascando,
que aquel forastero entrampado por tu brillo
tejerá amplias redes para sustentar tu ciclo

Sigue así, magnánima y misteriosa,
que siempre habrá quien te acoja
marcando por siempre su frágil alma.

28/9/2013

martes, 24 de septiembre de 2013

ROCÍO EN CEBOLLULLO V

Creciente luz de sol mañanero, con la cual empieza a apreciarse verdaderamente el paraje que les dio acogida: frondoso valle cubierto de antiguos árboles frutales, desde fragantes cítricos hasta carnosas chirimoyas y aterciopeladas guabas (pacays). Los olivares de antaño, así como el enorme ceibo que porta las campanas de la casa de hacienda de pretéritos presidentes, sombrean misericordiosamente el campamento, a la vez que el aroma a hortalizas y cebollines trepa entre el dorado de los perales y variados cereales crecientes.

Empieza a clarear el alba. La escueta paz de la corta noche queda atrás, mientras la invasión humana vuelve a hacerse sentir. Grillos acallados y gallos exaltados, al tiempo que Fénix es aclamado para restaurar aquellas lumbres que hervirán el desayuno. Delante del tumulto, aún tambaleante, aparece tímido el párroco, quien carga penitente el dolor de sus pecados de la víspera, retumbándole la cabeza y removiéndole las tripas; marcada en su rostro cual tatuaje de judío errante, lleva la sonroja de evidente intención de negociar la postergación de sus prestaciones, toda vez que su alma se ve menguada en cuanto al servicio eucarístico.

Entretanto el cófrade atiende súplicas del cura, los huéspedes nacionales y extranjeros concluyen la ceremonia de recarga de energías, recogen los trastos del desayuno, disponen las cobijas al calor del sol en súplica reverencia para secarlas del peso húmedo de la aurora y emprenden sus tareas pre asignadas: las damas andaluzas se disponen al séquito de maquilladoras, peluqueras y modistas, haciéndose fajar cual cincha aquellos vistosos y coloridos vestidos moteados, embrollar las majestuosas peinetas en elaborados moños y relucir las uñas con brillantes esmaltes; por otro lado, los caballerizos revisan herrajes y tobilleras mientras los jinetes disponen de las reatas que los ayudarán a acarrear a sus bestias a la vertiente más cercana, donde otorgarán el merecido baño a sus équidos. Absolutos afanes cargados con la alegría de niños que corretean por los prados resonando sus carcajadas.

Pues así como quedan concluidas las faenas obligatorias, llega la hora de celebrar la misa (casi obligatoria), la cual debió ser muy breve y escueta, dados los constantes sofocones que sufría su patrocinador en razón a su magro estado hepático. Ahora toca reposar los adoloridos músculos y acumular pecados durante el año, para así expiarlos en la próxima ronda sevillana: llegó el momento de retornar llevando cargadas las alforjas del duce recuerdo, armoniosamente acompañado por el trinar de aquellas aves que en colorida bandada revolotearon su estadía.

23/9/2013


lunes, 16 de septiembre de 2013

ROCÍO EN CEBOLLULLO IV

Floreada y aromática meseta repentinamente invadida por arduos afanes de acantonamiento transitorio, cuyas carpas ya erectas colorean entre los esporádicos rayos de luz artificial que violan la oscuridad de la noche. Poco a poco la fogata creciente del centro de la albergada empieza a despedir la estimulante fragancia de alimentos en proceso de cocción: paellas serranas, tortillas españolas y artificiales sopas contenidas por envases de polietileno, serán deglutidas enseguida cual gran manjar cortesano.

Ración cocida y engullida, firmamento ahumado y elíxires dispuestos para darle un último toque de sazón a la noche, que gracias a la seducción de bella luna llena, empieza a aclarar luciendo todas sus lentejuelas en la banda de vía láctea. La embriaguez de una jornada colmada de experiencias se suma al rendir del cuerpo, dando fácil cabida al efecto del alcohol que alegra los rostros de los peregrinos, quienes confraternizan con sus pares lugareños.

Al cabo de unas pocas rondas de baile, los promotores de fe se retiran a descansar sus cuerpos flagelados por la ajetreada jornada ecuestre, mientras los infieles lugareños dan rienda suelta a su lujuria, deglutiendo ingentes cantidades de brebajes espirituosos y holgando los placeres de la carne. Escena muy característica de la profesión evangélica, pues una vez más se ve la recurrencia del brebaje servido en pos de la idiotización, con un simple propósito de basar los efectos de resaca al castigo divino, en cuyo argumento se atenuarán los esfuerzos de concertación religiosa.

Místicas ofrendas de jóvenes vírgenes, sacrificadas en los albores de una fiesta alquilada, ahogan el espíritu trabajador con falsas promesas de prosperidad, mientras las efigies e ídolos de yeso se fuerzan por cubrirse los sentidos ante perversiones profanas. Gritos, alaridos e incluso gemidos de placer hacen eco en la hoyada cercada de cerros y quebradas, despertando frecuentemente a algún viajero de sueño ligero, así como al frustrado y raleado otrora venerado Illimani, quien en su majestuosidad de montaña coronada, sonroja sus nieves y llora sin cesar, rebalsando las acequias con el brote de su amargura.

Al cabo de algunas horas de incesantes orgias, el alcohol vence las fuerzas de cada uno de los campesinos, dejándolos caer como quintales sin alma, pues su pureza queda ya marcada por el dulce halo putrefacto de su perdición. Es así como la noche recupera paulatinamente el dominio del campo, serenando al mal dormido con los arrulladores cantos de grillos y ranas que croan maternales melodías, al tiempo que convocan al rocío matinal para que flagele a quienes quedaron tumbados en la campiña.

16/09/2013

jueves, 12 de septiembre de 2013

CIUDAD DE GRIETAS

La primera impresión siempre remarca lo agobiante que pudiera ser tener un horizonte limitado por el capricho de la orografía: cada despertar, cada desperezamiento, cada apertura de ojos, lleva a la inevitable evidencia de encierro permanente. Este alucinante claustro en el que vivimos nuestra cotidianeidad, que se revela con gran esplendor cada vez que arrancamos la vista a través de las ventanas.

Efectivamente vivimos en una olla, no siempre de grillos, pero si perenne vasija de barro. Despertamos y dormimos, vivimos y soñamos dentro de un abrigo constante de serranías, coronadas por el gigante nevado. Mas, a la larga, notamos que se nos hace indispensable su presencia, que no podríamos concebir la vida sin su cobijo; de la misma forma que evidenciamos, con la experiencia, aquellas opciones semiclandestinas de filtrarnos por sus hendeduras cual gotas constructoras de estalactitas.

Permeabilidad encubierta que obliga a una adaptación entre los resquicios de una filtración. Poesía absoluta que se hace vigente en la diplomática actitud de convivencia. Oda sintética a un caos de vigencia absorbente, caos exigente cuya interpretación requiere de un profundo análisis de sus grietas y en cuyo ámbito de supervivencia se precisará siempre el espacio clisado.

10/9/2013