Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

jueves, 18 de abril de 2013

MALCASTA RUGHARA

Rojo como lo más ardiente del fuego, ondulado como los avatares de la vida, crispándose cual rocas en contacto con la marea, largo y libre como la esperanza, coquetamente recortado, dando a presumir que formará un cerquillo para enmarcar el aparente rostro de princesa medieval de cuento con final feliz. Aquel es el Maestro de Ceremonias que presentará, poco a poco y manteniendo el adecuado suspenso, todo lo que conformará al contorno. Hábilmente crea escenario para garantizar la subordinante hipnosis, cual fenómeno natural que absorbe toda la atención hacia puntos fijos, acumulando sinalagmático interés en su dual función gerente de ansiados movimientos irregulares, que a la postre aglutinan el ciclo ascendente, tal y como corresponde a cada partícula cósmica. Tácita invitación al deseo, conjugada con aquel miedo propio del barniz social, que hurta los instintos más primigenios, arrastrando a su víctima a una profunda abstracción del dulce antojo, que agua la boca y airea el alma.

Paulatina inducción a atisbar tras el telón, para asfixiar por fin aquella curiosidad galvanizada de pulsiones, queda resuelto trasladar el escenario a otro plano, con impróvida distracción generada en el nuevo halo de luz, que rinde homenaje a la pureza divina y blanca paz, plasmando vivazmente su reflejo en tersa y suave tez, para marcar promesa en futuros horizontes. Marca profunda que agrieta la paciencia, dejando escarbar imaginarios momentos de roce dérmico, coronados en cada una de las vértebras que apuntalan esbelta silueta, dan paso a una sigilosa aventura desde el Atlas hasta el Coxis. Sueño remarcado a cada milímetro, haciendo bullir el cataclismo químico que invita a apear, mas la cordura se impone generando nuevos estímulos a almacenar en el recuerdo.

Oportunamente el destino permite un giro insospechado a la vez que anhelado, pues el dorso permite que se haga presente el torso, obligando la discreción a desviar inmediatamente la vista hacia el rostro: corto circuito en el sistema nervioso, fusión nuclear en el límbico, mientras fríos hilos surcan las venas y la premura por participar atemoriza hondamente. Avoca el momento de la prudencia, sigilosos desvíos de mirada deben usurpar la función de coqueteo, sin que se perciba el más mínimo rastro de libídine. Paradójicamente el nuevo escarpe del destino permite vislumbrar la riqueza en su máximo esplendor. Golosos ojos clavan su mirada en la interlocución, dando paridad al exuberante deseo, para así convocar finalmente a Afrodita la griega, la Venus romana, Aliliat de Arabia, Freyja la escandinava, Ishtar de Babilonia, la filistea Aserá, Benzaiten del Japón y la persa Anahita, quienes finalmente envolverán en romance, cual hechizo del haitiano Erzulie, conflictuando las almas entre Eros y Anteros, deseando el sincretismo de los celtas Angus y Freya o los hindús Kamadeva y Rati, para escapar de las pesadas cadenas que impone Hera la griega. Ya queda sembrada la obsesión, aprisionando hondamente los deseos más sublimes de tenencia cárnica.

Coronando circunstancias, se deja ver algo tenue aún, aquella bella faz que perdió enfoque con la fuerza del rito visual. Recuperada su propia luz satisface presunciones iniciales, probando perentoriamente que el cerquillo le hace marco perfecto a obra renacentista. Finas facciones resaltan en su palidez natural, alegrada con rosáceas mejillas y labios de un profundo rojo, apoltronando así la esbelta nariz filosa y respingada, cuya bisutería harta en su belleza, mas rastra otras implicancias de mayor profundidad y sentido.

Aquella facha rebelde muestra mucho más que lo ficticio del talante y glamur. Lo sensual deja el primer plano para brindarle la merecida primacía al ser racional parido por la misma deontología de Lilith. Se abre una nueva caja de pandora, promisoria de grandes sorpresas que harán concatenar las almas, para irse empalmadas al otro lado del sol surcando arcoíris. Comunión perfecta con la irreverencia recíproca hacia los códigos del tracto social y demás ficciones impuestas por voluntades ajenas.

04/04/2013

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