¿Cómo no fascinarme?
Si en frente tengo aquella musa,
intensa profundidad selecta
de calmo océano cristalino,
ruborizado por el candor
de un traslúcido poniente
que colorea mi horizonte.
¿Cómo recobrar concentración?
Si envuelto estoy entre fragancias
de multiformes setas pintas,
que brotan entre peñascos,
entre valles, quebradas y arboledas,
que templan con sombra a mi chaco.
¿Cómo no identificar mocedad?
Si se oferta paradisiaco panorama,
tendiendo francas ilusiones
entre seductoras sonrisas claras,
de envolventes tornasoles pixies
que me rodean con claridades
expuestas ante el utópico hado.
¿Cómo deslizarme en tersa suavidad?
Si mis trémulos actos delatan
los oscuros fantasmas que porto,
arraigados de una fatídica tiniebla
de tormentoso pasado henchido.
¿Cómo proseguir por extensa ruta?
Si las tribulaciones enmarañan
obnubilándome en tu presencia.
Pues tú y sólo tú serás salvaguarda,
mostrándome cómo se despeja todo,
pues tú, dando así el primer paso,
podrás comprometerme a machetear,
abriendo brecha sin recular jamás.
Sólo tú me harás mantener sustentable
la mirada fija en homólogo objetivo.
¿Cómo podre olvidarte?
Si tú y sólo tú me enseñas
a atender con gozo y templanza
la erótica melodía cegadora
que tu comandancia me afina
al unísono del éter y cosmos.
(29/11/2014)