Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

jueves, 18 de abril de 2013

PARECE NO SER TODO Y SIGUE SIN SERLO REALMENTE

Todos han creído que la depresión me carcome, mas yerran en sus presunciones. El graficar avatares de la vida no es una mancha de muerte, mucho menos síntoma de agonía. Por lo contrario, siento la vida brotar con temperatura por mis venas, recorriendo mi cuerpo hasta remolonear mi mente. Nada puede alejarme más de aquellos sentimientos, que aluden como crueles, que el poder encontrarme en mi propia realidad.

Sólo estando como estoy, dándome el chance de sentir y percibir, despojándome de aquella rutina que me mantuvo obnubilado, quebrando los grilletes de la conformidad, alejándome del estupefaciente trabajo, puedo encontrarme nuevamente.

Encontrando mi destino, descubriendo mi alma, encarrilando mi esencia, puedo ahora darme el lujo de escribir, darme el tiempo de inspirar matices y expirar a borbotones las flechas que quedaron tanto tiempo oxidándose en mi interior. Es un desahogo saberme por fin a mi mismo, revolverme para dejar el mundo aleteado, tocar tierra para emprender el vuelo que me permita una nueva picada.

No es pertinente que me crean en deterioro, pues me encuentro más vivo que nunca, toda vez que sólo en el sentir es que la vitalidad se ejerce presente, sólo en esa su presencia se sueña el futuro. A la dureza del agua es que se hace el caparazón de las rocas, mismas que luego de quedar carcomidas se reciclarán nuevamente; en el fragor extinto quedan las cenizas como único ingrediente indispensable para alimentar al Fenix.

No puedo sentirme más vivo que cuando exacerbo mi ser propugnando libertad a mis pares, no tengo mayor riqueza que aquel tiempo dedicado a mi expresión, mi ego radica en astucias que generen en el vulgo una creencia de comprensión, muy distinta a lo verdaderamente asimilado. Disfrutar de las caras de incógnita que revolotean la presa, me hace ver una vez más que la vida es parte de una caricatura, que lo surreal esconde, sin enterrar, los crepúsculos del imaginario.

Lo más alejado a la depresión es saberse imbuido en las dicotomías que conforman al cosmos; aquello que dista a la tristeza es precisamente el gélido lado oscuro del sol, porque sólo así tienes conciencia de su existencia y sólo así puedes saber que te dieron la oportunidad de atravesarlo.

Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

Permitamos que en el aire quede todo concatenado, no es necesario pretender calar las piezas de un rompecabezas que será nuevamente desarmado. El ocaso no es ocasional, pero tampoco un simple nexo causal. Va más allá de la percepción del tiempo y éste ocaso acarrea, además, una nueva oportunidad para dragar las oscuras aguas del inconsciente, permitiendo así encallar los buques cargados de buenos recuerdos y nuevas esperanzas.

26/07/2011

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