Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

miércoles, 25 de junio de 2014

SUBCOMANDANTE

Trovador, poeta y guerrillero
audaz, raudo y coherente
enmascarado mas hombre sincero
nos nutriste con rebeldía y mente
señalando un camino austero
de febril amor a la gente.

Impugnando al testaferro
que porta llaves de cadalso
encegueciendo a los hombres
y usurpando lo que es nuestro,
lograste devolverle al pueblo
aquella voz insurrecta,
reivindicativa y consciente.

En tanto tu voz nos libera
cuanto tu poesía es certera
rindo este humilde homenaje
a ti, subcomandante Marcos
a ti, gran Rafael Guillén Vicente.

(25 de junio de 2014)


jueves, 12 de junio de 2014

MUNDIAL 2014

Hoy amanece como cualquier otro día de invierno, asomando aquel sol de estación que surge como luz de neón: blanco, frio, desalmado; para luego convertirse en el halógeno enceguecedor del mediodía, candente, quemante como una estufa que pierde esencia en cuanto se adolece aquella luz que irradia. Poco a poco las cosas van tomando brillo y color, resaltando el fresco verde que aún queda en algunas laderas amarillentadas en su mayoría, mientras la efervescencia de la ciudad toma cuerpo en ebullición, agudizándose los decibeles de un caos social casi programático. Escenas que no reflejan propiamente nada más trascendental que la alucinación cósmica. Placeres de la vida que nos han sido dotados junto a nuestra naturaleza racionalista y de evolución continua.

Sin embargo a la par, todas las naciones del mundo giran con brutal expectativa ante el placebo más mediatizado de nuestros tiempos, dando qué hacer a más de once cabezas de Estado, los cuales, junto a 160 mil efectivos represores condecorados como defensores del orden y 60 mil individuos apiñados en una gradería, perdiendo cada uno su individualidad mientras se funden mohosamente como larvas en el panal, esperando sádicamente el derramamiento de sangre con que el circo pueda doparlos, para que los delirios se les aferren hasta fuera de la arena, donde la miseria se hace tan lastimera que sus cobardías prefieren negar y ahogar: servicios públicos caros e ineficientes, corrupción política, marginalidad y amplia brecha social; más de 10 homicidios por cada 100 mil habitantes; casi 4 millones de niños brasileros que adolecen de educación formal; más de 240 mil familias sin acceso a servicio de electricidad; en un país donde el 50% de su PIB debe ser destinado al pago de deuda pública, un país donde se pretende esconder la pobreza bajo el tapete de césped sintético (gentifricación).

Mientras tanto, el derroche muestra inversiones de más de 11 mil millones de dólares; hay estadios en los que se ha invertido más de 500 millones de dólares, lo que equivaldría a la construcción y equipamiento de más de 20 hospitales, 100 escuelas públicas, 2 aeropuertos o un sistema de transporte mejor integrado y más inclusivo. Dirán que es inyección a la economía, pero no se está cubriendo directamente con las necesidades de la gente y los únicos reales beneficiados son los grandes empresarios que lucran con la miseria humana. Acá vemos (o se puede ver aunque quieran cegarlo) un evento en el que algunos de sus participantes perciben salarios incluso 100 veces mayores al sueldo mínimo establecido en el país al que representan. Quien creen que se beneficia, ¿el pueblo marginado o el goleador de temporada? En tiempos de apropiada punición a la trata de blancas, encontramos tráfico de pases por las prostituidas rodillas más caras del planeta, que con 90 minutos de juego pueden costearle vacaciones a sus próximas generaciones, viendo como turistas la miseria de sus propios orígenes.

Es difícil entender cómo vamos perdiendo aquella capacidad de contemplación, cómo relegamos el espíritu humano de admirar la perfección del cosmos, mientras el verde de la naturaleza se torna en pasto plástico y el rítmico correr de los animales de sabana se corroe usurpado por once bípedos de un color, lidiando contra otros once de distinta gama artificial, persiguiendo oligofrénicamente una pelota cual presa nutritiva, que rinden espectáculo a través de un cristal luminoso idiotizador e hipnótico, conglomerando a cientos (miles, millares) de papamoscas que dejan el cerebro en un congelador por la próxima etapa de invernación. Así de difícil, o incluso mucho más, es entender como propugnamos, cual magnanimidad plausible, al derroche que sustenta un placebo, cuyo mérito radica en cercenarnos la conciencia de una libertad enajenada.


(SAMU 12 de junio de 2014)