No soy un experto en psicoterapia, es más, se muy poco o nada de psicología. Sin embargo, me atrevo a preguntar ¿hasta qué punto somos capaces de subordinar nuestra conciencia? ¿de delegar nuestras libertades psíquicas a alguien? Ese alguien podría ser una gran autoridad en el tema, pero depende estrictamente de nosotr@s el "legitimar su autoridad" y permitir que cualquier tituladit@ nos esculque o guíe nuestra conducta o desinhibición.
Posiblemente sea útil, incluso necesario aplicar ciertas terapias con determinada periodicidad, pero debe depender únicamente de cada individuo la sesión de su libertad, la legitimación del/a terapeuta y la voluntad de seguir al pie de la letra los consejos, caso contrario, nos convertimos en presas serviles del autoritarismo más drástico: aquel que interfiere en nuestra inteligencia.
Una buena o mala terapia (eso depende del alcance moral con que se la mida) puede hacernos víctimas voluntariamente o no, de un proceder que reprocharíamos en otras condiciones. Entonces conviene analizar previa y fríamente si queremos correr el riesgo, ya sea para bien o para mal.
El método importa poco, (tiran@ conductista, hipócrita psicoanalista o irreverente humanista, ¿¡qué más da!?) lo realmente relevante es el fin que est@s tituladit@s vayan a perseguir.
Seamos críticos hasta de las cosas más pequeñas o insustanciales, ya que absolutamente todo afecta nuestra libertad. De mayor o menor manera, pero la afecta. En fin, cada cual es libre de delegar su libertad e ignorar sus valores, y de ver si realmente conviene hacerlo, si conviene dejar que nos metan los dedos a la boca o nos callen con pan y circo.
23/05/2002
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