Lo grande se hizo nada.
Tus recuerdos no son más que refusilos,
que alertan la tempestad.
Lágrimas vacías, sin más que rencor,
se arrastran con gélida presencia,
destemplando la razón.
Sólo queda el crisol de un eclipse,
al otro lado del sol,
donde los arcoíris se oscurecen
cual aureolas invernales.
Un vínculo ardiente,
que queda pétrea magma,
dejando rastros de carbón
donde pudo ser el edén.
Y la semilla que dejamos,
es un vínculo único
que acuña eventualmente
lo que fue y pudo ser.
Este impar péndulo
entonará los pasos
que aún nos restan surcar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tus comentarios me retroalimentan