Cuando la vida te sorprende,
cuando la vida te azota
estas tú sólo, estas tú mismo;
te encuentras, te sientes,
te sabes y te entiendes.
Es así como descubres:
cuando das, no te escurres;
al dar no te percudes,
sino, revives, deslumbras.
Y el ritmo te lleva;
y la vida te vuelve.
Una vez más la sociedad te acoge
y el cosmos te envuelve.
Sigues siendo parte del todo;
sigues parásito y sigues cura.
Ya es hora, ¡marca la diferencia!
25/11/2008
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