Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

martes, 30 de abril de 2013

¿CORRIDA ELECTORAL O CORRIDA DE TOROS?

La lid puede ser muy entretenida, pero en la arena se perciben las injusticias. Evidentemente es un espectáculo incomparable: ver como el hombre tiene la capacidad de dominar bestias de media tonelada, pero debe tenerse en cuenta que entre cinco y siete individuos pueden igualar ese peso, al cual se suman los caballos manipulados por los picadores y la variedad de estoques y banderillas.

Irónicamente y con la máscara de proceso de cambio, las vulpejas del poder político se disfrazan de ovejas para carnearnos a todos. Nos ven la cara de borregos o reces de lidia, apoyados en el peso del picador caballo de la justicia, manipulado partidocráticamente, hacen que la carrera electoral parezca sanguinaria arena de circo.

Obviamente se reconoce la libertad, incluso legitimidad de cualquier candidato a postularse las veces que guste, más allá de lo que diga el derecho formal o sus tergiversadas interpretaciones; obviamente que la palabra final la tendrán las urnas, en un sistema absolutamente viciado por la obligatoriedad del voto y su fiel cómplice: el fraude. Sin embargo la mediatización del tema electoral en torno a la legalidad de una reelección, hace ver a una oposición desarticulada y con absoluto terror a ser estocada en la plaza sufragista.

De todo esto, lo que nos ha enseñado siempre la historia, es que las dictaduras se imponen, no se consultan; y cuando los administradores del poder, del autoritarismo y del terror de Estado se encuentran en un callejón sin salida, optan por las armas y la fuerza. El prorroguismo ya está absolutamente consolidado, la imposición se ha legalizado y el proceso de cambio por el bien de la sociedad, no hizo más que cambiar de actores y cambió su ruta por el empoderamiento de unos pocos. La tortilla quemada de un lado ahora se quema del otro, quedando el medio encrudecido en su miedo.

Habría que retar a estos populistas a dar la cara al pueblo, a aquel ente que debiera darse cuenta que la prebenda y demagogia no hacen a la gobernanza, que las promesas incumplidas no siempre acarrean penas y castigos; peor aún, que el cinismo puede recompensarse con votos consigna y crecimiento de espectros electorales fantasmagóricos. Yo mismo me atrevería a hacerlo, a darles el guantelazo en la mejilla, pero es evidente que no pasaría de un falso afán, porque cuando las papas queman es porque ya se cocieron en las urnas.

30/04/2013

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Tus comentarios me retroalimentan