Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

miércoles, 17 de abril de 2013

NATUS

Nuevamente veo sus rubias trenzas cada vez que me fijo en los sembradíos de cebada, con dichas espigas doradas brillando con el sol del altiplano. Un sol resecante, en un lugar tan lejano y solitario, donde es tan difícil ver un alma. Así de difícil es para mi entender este sentimiento tan anónimo, y, a la vez, tan repetitivo, monótono y conocido. Un sentimiento tan distinto pero con un solo nombre, en su caso, con mayor gravedad.
En mi mente solo percibo una concordia de frases y recuerdos en revoltija, que me hablan de ella, de sus verdes ojos como la miel fresca; de sus angulosas facciones y de su cuerpo virgen buscando algo de experiencia entre lobos hambrientos de carne humana; potros deseosos, husmeando yeguas; o aves de rapiña entre los deshechos y excrementos.
Un cuerpo semiperfecto para el ojo humano, pero tan atractivo que los hombres terminan embrujados como hormigas en el azucarero.

23/07/1995

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