Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

lunes, 1 de agosto de 2022

AQUEL ABRAZO

 

Prefacio:

Lenguaje corporal de contacto hipersensitivo. Hay en el tiempo y espacio una infinidad de expresiones que, símiles en acción, difieren profundamente el sentido. Muchas veces el emisor es un simple instrumento que, cual títere del convencionalismo, deja reposar sus miembros donde los hilos invisibles así lo disponen; otras veces la frialdad radica en el receptor, ya sea por desconcierto, apatía o infinidad de rechazos gozosos. En fin, pretender establecer todas las categorías posibles resulta un absurdo. Lo válido, en todo caso, es reconocer que hay abrazos de un tipo y abrazos distintos a éste o entre sí.

 

Atizado:

Dentro te tanta diversidad y en el gran acervo de abrazos que hay o pueden haber en el universo, sobresale uno muy especial. Aquel abrazo de hoy, cargado de sinceridad, complicidad, deseo y el potencial explosivo de abrir un portal a lo desconocido. Lo llamaría abrazo con ese. Calza justa la transgresión con la ese, porque me quemó el alma. Mantuvo mi mente hipnotizada con el refulgente  juego de colores entre sus ardientes carbones. Incendió todas las ideas limitantes que tuve rondando con agudos ecos de estupor. Tu abrazo me abrasó entero y dejó en cenizas mis refugios; derrumbó las inútiles empalizadas de fantasía que pretendía usar como defensa; colmó de energía térmica mis sublimaciones; resultó el hito fundamental para derretirme o el Fénix de auxilio para redimirme.

¡Qué brasas refrescantes! Como las cenizas que nutren los suelos y les devuelven la vida. Cómo quisiera hacerlo perpetuo, que no hubiera terminado jamás. Al tiempo que las paradojas acarreadas al decolar los orfismos, partículas en suspensión de un rastro en fuga, imprimen el mensaje de esperanza, pues del fin podrá advenir un nuevo inicio y tendremos nuevamente la oportunidad de amalgamarnos con un nuevo abrazo, más intenso, más comunicativo y aún más abrasivo que el primero.

¡Gracias por ese abrazo, cargado con la vitalidad de las brasas! ¡Gracias por pasarme chispa para encender mi antojo por otro abrazo!

5/07/2022




No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Tus comentarios me retroalimentan