Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

miércoles, 12 de marzo de 2014

HASTA LA PERCEPCIÓN RESULTA PIRATEADA III

Otro caso de piratería, que la coyuntura en mi ciudad me trae a la mente, es aquel relativo a los prestadores privados de servicios púbicos, quienes subrogan la legitimidad de la gente abusando de la cruel necesidad. En efecto, se trata de un gremio absolutamente corsario, el cual acomete lucrativamente contra todo ingenuo que se le aproxime.

En algunos casos mantiene un bajo perfil, achacándole sus propias deficiencias a quien pretenda subrogar en su ausencia, ora se excusa en incapacidades legales, perogrullos y carencia de competencia administrativa, ora se escuda en carencias de recursos responsabilizando en el fondo al propio usuario.

Éste tipo de artimañas emergen de la piratezca costumbre de tomar el botín para enriquecimiento propio, en cuanto se le efectiviza aquel asalto de arcas ajenas: toman el timón despojando o desconociendo al legítimo, para desviar la nave y sus recursos hacia la ruta de su mezquina conveniencia. Lo más corsario y falaz del caso es que, simulando la honorabilidad del servicio, desprecian su ruta real e invierten los papeles, quedando el beneficiario original a la deriva en un naufragio cual carnada de tiburones leguleyos. Tristemente el servidor resulta sirviéndose del servido, y se lo sirve bien cocido en vajilla fina.


Cruel parodia que renace constantemente en las fábulas de zorros disfrazados de ovejas, hasta que encuentren a la oveja negra, horma de sus zapatos, que logre transmitir la rebeldía consciente en el rebaño, convirtiendo sus lanas en aquellas garras de pumas con las que engullirán a las ratas y zorrillos. O al menos queda la esperanza de justa victoria, que se cierne de las paradojas morales de cualquier leyenda bucanera digna de prestigio…

12/3/2014



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