Precisamente
uno de los casos más pervertidos de piratería que nutre de morbo nuestra
cotidianeidad, es aquella mezquina intención mediática de generar mayor
audiencia por medio de la crónica roja, que de crónica tiene la enfermedad y de
roja las manchas de sangre con que se ceban los ampulosos bolsillos de quienes
lucran con el pesar humano.
Insisto
en que es un modo contemporáneo de piratería, no sólo por la codicia bucanera
que la engendra, ni la insensibilidad corsaria con que muestran despiadadamente
alguna desgracia, ora sed de sangre caliente que le de el tinte llamativo a la
pantalla, ora ignominia arrasadora que aleje cualquier atisbo sobre la verdad;
es además piratería de calca y copia, toda vez que rematan con tiros al blanco
a las víctimas del sistema, cual presas escogidas para purgar su ponzoña desde el
primer brebaje.
Se
trata de una masa polimorfa que acecha lo más cotizado, recalcando una y otra
vez sobre el mismo tema hasta que rebalsen la tolerancia y su psicosis deje de
mellar conciencias. Obviamente esta podredumbre que carcome hasta al alma más
pura, tiene la afición de expandir su mohosidad sembrando esporas incluso más
allá de la conciencia y moralidad, repercutiendo en otras sensaciones que guíen
la vida en las urbes: apología permanente de la deshumanización, criminalización
de lo natural y racionalmente humano, fábrica constante de manuales de modus
operandi para principiantes y expertos; desvirtúan permanentemente la
percepción, dando pie a que la sensación errónea de victimización torne en
victimaria. Tan es así, que en países como el mío la gente cree que vive dentro
de una oscura nube de inseguridad y que todos sus bienes, incluso los
espirituales, se ven constantemente amenazados ante el asalto de mitológicos
destripadores.
Este
es pues, el primer factor de piratería escogido en el análisis, toda vez que
los monopolizadores de la desinformación pueden hacer y deshacer a su antojo,
con tan sólo una pizca de engaño y cundiendo la moda mediática coyuntural… pero
al final la memoria es tan sabia que su abono termina bien pasmado en lo recóndito
de la estupidez…
(05/12/13)
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