Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

jueves, 5 de diciembre de 2013

HASTA LA PERCEPCIÓN RESULTA PIRATEADA II

Precisamente uno de los casos más pervertidos de piratería que nutre de morbo nuestra cotidianeidad, es aquella mezquina intención mediática de generar mayor audiencia por medio de la crónica roja, que de crónica tiene la enfermedad y de roja las manchas de sangre con que se ceban los ampulosos bolsillos de quienes lucran con el pesar humano.
              
Insisto en que es un modo contemporáneo de piratería, no sólo por la codicia bucanera que la engendra, ni la insensibilidad corsaria con que muestran despiadadamente alguna desgracia, ora sed de sangre caliente que le de el tinte llamativo a la pantalla, ora ignominia arrasadora que aleje cualquier atisbo sobre la verdad; es además piratería de calca y copia, toda vez que rematan con tiros al blanco a las víctimas del sistema, cual presas escogidas para purgar su ponzoña desde el primer brebaje.

Se trata de una masa polimorfa que acecha lo más cotizado, recalcando una y otra vez sobre el mismo tema hasta que rebalsen la tolerancia y su psicosis deje de mellar conciencias. Obviamente esta podredumbre que carcome hasta al alma más pura, tiene la afición de expandir su mohosidad sembrando esporas incluso más allá de la conciencia y moralidad, repercutiendo en otras sensaciones que guíen la vida en las urbes: apología permanente de la deshumanización, criminalización de lo natural y racionalmente humano, fábrica constante de manuales de modus operandi para principiantes y expertos; desvirtúan permanentemente la percepción, dando pie a que la sensación errónea de victimización torne en victimaria. Tan es así, que en países como el mío la gente cree que vive dentro de una oscura nube de inseguridad y que todos sus bienes, incluso los espirituales, se ven constantemente amenazados ante el asalto de mitológicos destripadores.


Este es pues, el primer factor de piratería escogido en el análisis, toda vez que los monopolizadores de la desinformación pueden hacer y deshacer a su antojo, con tan sólo una pizca de engaño y cundiendo la moda mediática coyuntural… pero al final la memoria es tan sabia que su abono termina bien pasmado en lo recóndito de la estupidez…
(05/12/13)

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