Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

HASTA LA PERCEPCIÓN RESULTA PIRATEADA I

Sin ánimo de ser pretencioso, simplemente pariendo reflexiones en voz alta, o para ser precisos en texto con letra “Arial 12”, tañen con eco neuronal algunas conclusiones ciertamente desoladoras: no sé si se trata de una cuestión ancestral, tampoco si se replica en el resto de la región, mucho menos si se trata de alguna rareza genética o instinto de supervivencia ante un mundo globalizado sobre las espaldas de los países en desarrollo, sin embargo acá se hace evidente nuestra capacidad, afición, voluntad, sujeción, dependencia, angurria, fiebre por la piratería.

En efecto, cuando encontramos que alguna idea o proyecto tiene buenos resultados, somos los primeros en copiar la iniciativa… y si podemos tomarle la delantera hasta nos arrogamos su autoría. Claro, cuando se trata de proyectos de desarrollo solemos generar malas copias, con papel carbónico gastado por anteriores recomendaciones de gabinete emitidas por el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. Pero en el resto de los aspectos de la vida suele irnos individualmente bien al momento de imitar y/o superar la copia original.

Evidentemente no es motivo de orgullo el adolecer de tal manera de creatividad y tener el ingenio en reposo para usurpárselo a otro, mas en la cacería si somos expertos en atinarle al blanco en el primer tiro… y si nos va mal, ya a alguien se le ocurrirá otra nueva presa.


Esta abstracta protuberancia del surrealismo en que vivimos se expande transversalmente en prácticamente todos los espacios y momentos de desenvolvimiento social que nos rodea. Muchas de aquellas veces, con grandes satisfacciones e incluso inspirando ciertas alteraciones positivas que reditúan posesionándonos en el podio del liderazgo; pero en otros casos no es más que una masa fangosa que nos atrapa hasta el cuello y asfixia toda esperanza de brotar eficientemente ante la dinámica mundial, abundantemente conocida como rigor caníbal y competencia sin trincheras…

(4/12/13)


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