Déjame esta noche…
ahogarme en lo más hondo de aquellos celestes ojos tuyos, para así naufragar dentro de tu alma y secarme con fogoso palpitar.
Permíteme ésta noche…
pasar por encima toda confianza y abrirte las puertas de mi esperanza, para que te deslices entre sueños, acogiéndote hasta pasado el último despertar.
Concédeme ésta noche…
la fibra de tus doradas trenzas, para así ahorcar la soledad en la conjunción de dulces caricias, procurando el enredo de tu ser en lo más profundo de mi libido.
Confiéreme ésta noche…
aquel néctar de epifanía, que marcará a hierro candente y para toda la eternidad, tu angelical rostro angular, para que con tu imagen tatuada más allá del iris y la retina, pueda yo saborear golosamente el deseo a ti, que me tiene ya sometido.
Asiente ésta noche…
la sesión de tu ser, que no vaya a ser la única y pueda así, durante todo el porvenir, saciarme secretamente entre dérmicos roces y voluptuosos goces, de la música que entonas con rítmica sincronía, en mi requirente ánima.
14/06/2013
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