Nacida de la más vil mezquindad humana,
parida por la prebenda y extorsión,
guiada entre oscuros vericuetos
que se ensanchan con la verecundia,
afila sus hediondas garras enmohecidas
para hacer presa a la ética y cordura.
Masón bandujo de súbditos,
que a pesar de su origen pelitrique
y avara dependencia al victo,
no deja de pretenderse del boato.
Obliga a esparrancarse al postulante,
para no ser engullido en su desidia,
mientras la cola sigue devorando a la cabeza,
formando ochos horizontales
de contubernios embarbascados.
Contagiosa como la ictiosis,
se rodea de parasitarios galafates,
que cual vorágine de demódex,
succiona hasta el último recurso
en mezquino provecho egotista.
No hay gallardo que fructuosamente
se preste a enfrentarle en descampado,
pues su ponzoña salpica podredumbre
difamando hasta a la magnanimidad,
logrando sus ciénagas enfangar
hasta a los alfanas del Olimpo
y tendiendo con ahílo al mismo Hércules.
Empingorotada emisaria de la corrupción,
con impudente y sagaz actitud letífera,
acarrea tras de sí la ruina y desamparo
de quien valientemente procure proejar,
mas su difidencia la merma siempre,
reiniciando así su cenagoso ciclo sin fin.
29/05/2013
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