Efectivamente se trata de ella, del hada que
se aparece como mi pareja en los sueños que glorifican mi tormento. Mucho más
delgada que lo que la recuerdo de las alucinaciones, con el rostro
completamente demacrado, caladas mejillas entornadas por oscuras ojeras e
irritadísimos ojos, pero esta vez con una cintura muy remarcada y adolecente
del fértil vientre. Algunas canas pintan su azabache cabellera y las arrugas
empiezan a pronunciarse en su rostro, ¡oh leal compañera! ¿Cuánto tiempo
llevaría postrada a mi lado?
Por una casualidad motivada en energías
reprimidas dentro de un cuerpo flácido, cual efecto kármico o designio divino,
ora cósmica piadosa en fusión enérgica, se aproxima el médico para posar, una
vez más, sus carnudas pinzas dactilares en mis párpados y esculcarme como a
aquel maniquí inerte que le fuera provisto en prácticas universitarias de
anatomía, al mismo tiempo que, elevando su voz, enfatiza la importancia vital
de reforzar mi ser consciente a través de arrullos de cariño y manifestaciones
de vida, pretendiendo así convencer al estropajo que llevo de cuerpo, para que
se incorpore pronto a la vida que lo aclama.
8/4/14
(Ver: http://santiagoalonsomedeirosurioste.blogspot.com/2014/03/eutanasia.html y http://santiagoalonsomedeirosurioste.blogspot.com/2014/03/eutanasia-ii.html)
CONTINUARÁ...
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