Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

martes, 25 de febrero de 2014

VEJEZ


Los sueños, suspiros contenidos por aspiraciones frustrables; aún tengo sueños, por lo menos diez minutos después de cada comida.

Entre los sentidos se deterioran la mayoría. El sentido común suele quedar, siempre y cuando no se interpongan los caprichos. Pero la visión se va encandeciendo al ritmo de la sordera; ¿Mala vista, vista selectiva, a la vista gorda? Sólo veo que me queda cansada la vista.

Mi caja de Pandora, almacén de los recuerdos, cúmulo de experiencias, enseñanzas que acompañan todo el trayecto; mi memoria es extraordinaria, siempre y cuando me acuerde que desayuné hoy.

Dentadura tan fuerte que prefiero sacármela antes de dormir y suman aquellos otros achaques que menguan mi voluntad cual hachas al tronco de un grueso roble.


Las pasiones ya no son imprescindibles, pues viví lo necesario. Ahora la soledad, otrora triste soledad, no es más que el preludio del más allá, mientras se refleja en mi rostro la extinta llama de aquella chorreada vela carente de pabilo.

24/02/2014

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Tus comentarios me retroalimentan