Paso a paso, construcción colectiva,
argamasa en mano y ladrillos bien cocidos,
poco a poco crece en nuestra cultura
un nuevo paradigma de vitalidad.
Nueva concepción axiológica,
inherencia a la deontología humana.
Voluntad, ánimo y proactividad
hacen a un conjunto de bienintencionados,
quienes emprenden el reto sin cuartel
ni armamento ni pugnas lacerantes,
mas embisten sólo con la razón
y solidaridad humanas.
Barajas de naipes con sinfín de significados,
concatenados en un solo concepto:
el soplo de la libertad absoluta,
entendida ésta en su basamento ético
de fraternidad y mutualismo holísticos.
Liderazgo claro y temporalidad trascendental,
el cosmos aglutina la viva luz
de quienes aseguran su actuar
en la propugnación de magnánima paz.
Percepciones exentas de prejuicio,
conciliación de intereses supremos
y humanidad rebrotante pariendo luz
en los propios bulbos de la carcomida sociedad.
La construcción se afianza ya,
sus mojones serán cada vez más contundentes.
Emergente fénix que surge
de la propia alma benigna,
apagada por la costumbre y el poder.
Oportunidades transformadoras,
acertividad libertaria,
comunicación activa y
horizontalidad ante todo.
La trinchera, el campo de acción,
dejó ya de ser un campo de batalla,
la inequidad humana
dejó de defenderse hiriente,
colmando al hombre de esperanza
abandonando el otrora sanguinario
correr de amargo punzó, de río vital.
7/10/13
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